Barómetro preelectoral

Uno de cada cuatro catalanes prefiere que CiU gobierne sola

JOSE RICO
BARCELONA

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El paso del tripartito ha levantado un vendaval que ha sacudido con fuerza las preferencias políticas de los ciudadanos de Catalunya. No resulta exagerado afirmar que los catalanes recelan hoy de las coaliciones de gobierno y se decantan, a poco que sea posible, por ejecutivos monocolor. A menos de dos meses de las elecciones, uno de cada cuatro catalanes apuesta por un Govern de CiU en solitario. Con la estimación de voto del barómetro preelectoral publicado ayer en EL PERIÓDICO, esta posibilidad no sería descabellada, pues la federación nacionalista puede lograr el 28-N hasta 65 escaños, es decir, solo le faltarían tres para alcanzar la mayoría absoluta. De hecho, puestos a pactar, los ciudadanos prefieren que Convergència busque pareja, ya que la única alianza que la deja fuera de juego, el tripartito, es la que suscita mayor rechazo.

El vuelco sociológico en cuatro años supone un varapalo añadido para los socios del actual Ejecutivo, aunque más duro para el PSC e ICV-EUiA. A las puertas de los comicios del 2006, lasociovergencia y el tripartito eran las opciones que más atraían a los electores, con lo que el protagonismo de los socialistas estaba asegurado en uno u otro caso. Ahora, en cambio, los catalanes solo contemplan al PSC en el Govern como tercera y cuarta opción. El golpe para Iniciativa se refleja no solo en el escaso fervor que genera una tercera edición del único pacto en el que pueden terciar (6,6%), sino en el idéntico bajo entusiasmo que suscita entre los votantes del PSC y ERC. Y tres no pactan si dos no quieren.

PORCENTAJES / Según el sondeo elaborado por el GESOP, el 27,5% de los catalanes quieren que Artur Mas intente gobernar sin socios. Seguramente por eso lo dejan cerca de la mayoría absoluta, aunque, de momento, lo fuerzan a buscar apoyos puntuales para sobrevivir, empezando por su propia investidura. Los partidarios de un Govern monocolor socialista son el 11,8%. Pero a José Montilla le resultará muy difícil caminar con los 31 escaños que le pronosticó el barómetro de ayer.

Esa encuesta tenía la peculiaridad de no dar a ningún partido la archidisputada llave de la gobernabilidad, un objeto de deseo que en el 2003 y el 2006 recayó en un mismo propietario: Esquerra. Los republicanos tienen motivos para preocuparse cuando las tendencias apuntan a que perderán la condición de tercera fuerza política en favor del PPC. Su único consuelo, en este caso, sería que Convergència los escogiese como compañero de gobierno. Esta alianza, el llamado frente nacionalista, es ya la segunda preferencia de los encuestados (12%), por encima de cualquier otra coalición.

CiU y ERC solo gobernaron juntos en la primera legislatura de la democracia (1980-1984). Las sucesivas mayorías absolutas de Jordi Pujol diluyeron este pacto, del que sus dos protagonistas parecieron huir cuando los convergentes, ya en los años 90, necesitaron ayuda para sostenerse en la Generalitat. En 1999, Convergència apostó por apoyarse en el PP, que gobernaba en España. Ese es, hoy, el único pacto descartado por Mas y que solo gusta al 8,3% de catalanes. Sin embargo, las filigranas nacionalistas para mantener el equilibrio entre ERC y el PPC ha impregnado a su electorado, que respalda por igual ambas alianzas (9,5%), siempre como alternativa, claro está, a un Govern en solitario.

MOVIMIENTOS NATURALES / Por el contrario, corren malos tiempos para los adeptos a la única alianza inédita en Catalunya, lasociovergencia. Son pocos (11,4%) y no son mayoría en ninguno de los caladeros, aunque el del PSC antepone esta opción al tripartito si no puede gobernar en solitario. De forma natural, cada sector se aferra a la alianza que da a los suyos un mayor protagonismo.