Patinazo del Gobierno por el almacén nuclear

El ministro de Industria es tan brillante economista (lo demostró al frente del servicio de estudios del BBVA) como político poco experimentado (aunque con ideas). Lo volvió a poner de relieve el viernes cuando filtró y llevó al Consejo de Ministros -sin tenerlo atado- que el tan retrasado almacén de residuos nucleares se instalaría en la localidad de Zarra (Valencia).

Está claro que la ubicación de este almacén es una decisión política compleja. Varios municipios --incluyendo Ascó-- lo quieren, algunos porque ya tienen centrales nucleares, pero las autonomías son contrarias. Sus gobiernos tienen miedo de no saberlo explicar y del castigo electoral. En este contexto, el ministro de Industria no debe anunciarlo sin tener garantizado el apoyo del Ejecutivo. Es más, el Gobierno no puede imponer esta necesaria decisión sin una férrea determinación. El viernes Sebastián patinó e hizo quedar mal a un Gobierno ya no sobrado de prestigio. Y que el Ejecutivo valenciano --pronuclear aunque tronó contra Zarra-- quedara todavía peor no mejora las cosas.

Pero Catalunya tampoco ha estado a la altura. Hace unos meses fue triste ver a José Montilla y Artur Mas lanzados a una carrera irresponsable para evitar que el almacén se instalara en Ascó. ¿Creen que en plena crisis se puede despreciar una inversión de 700 millones que crearía 300 empleos directos y expectativas de futuro?.