EL PP EXTIENDE SUS SOSPECHAS

El 'caso Koldo' revive las conjeturas por el cese de Ábalos en el Gobierno: "Siempre hubo runrún"

Ábalos se enteró de su destitución el mismo día en que se anunció: Sánchez ni lo llamó antes para comunicárselo, ni tampoco después para trasladarle sus razones

Del clima de aquel momento dio cuenta la frialdad durante el traspaso de carteras. No acudió ningún ministro del Gobierno a la despedida de Ábalos

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con José Luis Ábalos, durante la celebración de una ejecutiva en 2020, en presencia de la presidenta del PSOE, Cristina Narbona.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, conversa con José Luis Ábalos, durante la celebración de una ejecutiva en 2020, en presencia de la presidenta del PSOE, Cristina Narbona. / DAVID CASTRO

Iván Gil

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Los motivos sobre la salida de José Luis Ábalos del Gobierno y de la secretaría de Organización del PSOE siguen sin explicación oficial casi dos años y medio después. Ni siquiera de puertas adentro. La pérdida de confianza por parte de Pedro Sánchez en quien fuera una de las piezas clave para recuperar la secretaría general socialista en 2017 causó tanta sorpresa como confusión en el partido. El propio Ábalos se enteró de su destitución el mismo día en que se anunció. Sánchez no lo llamó antes para comunicárselo ni tampoco después para trasladarse sus razones. El estallido esta semana del caso Koldo, con la detención de la mano derecha de Ábalos por una presunta trama de mordidas en la compra de mascarillas durante lo peor de la la pandemia, ha vuelto a desatar las conjeturas, también en las filas socialistas.

Algunos en el partido recuerdan ahora que junto a la rumorología sobre la vida privada de Ábalos, supuestamente incompatible con algunos de los valores éticos del partido, “siempre hubo un runrún” de irregularidades como las ahora investigadas. Sin pruebas ni de lo primero ni de lo segundo, los informes solicitados sobre la fiscalización de aquellos trámites no han arrojado sospechas, según fuentes conocedoras. Eso sí, nadie pone la mano en el fuego por Ábalos. Todo lo contrario.

El PP quiere apuntar directamente al presidente del Gobierno, a través de su exministro, con la sospecha de que lo destituyó por conocer este caso de corrupción. Sánchez negó estas acusaciones con un no rotundo al ser preguntado por los medios el mismo día que se conoció la detención del exasesor de Ábalos. Las fechas en las que se habrían cometido estas irregularidades, en plena pandemia, y la destitución, el 10 de julio de 2021, permiten trazar una línea de puntos. Más todavía la falta de explicaciones.

Aunque los populares están siendo cautos a la hora de confirmar sus acciones parlamentarias y políticas, sin cerrar la puerta a comisiones de investigación, ya han constituido un grupo de trabajo específico con parte de la dirección nacional y con miembros de Congreso y Senado “para ir estudiando cada novedad y analizar las consecuencias”. Lo que está claro es que el PP va a presionar al presidente. Cuca Gamarra aseguró que al hablar de “Koldo, Ábalos o Santos Cerdán”, de lo que se habla es “del equipo de Pedro Sánchez” en las primarias de su partido y en la posterior moción de censura que le permitió llegar al poder por primera vez en 2018.

Incluso los socios parlamentarios de Sánchez piden más explicaciones. Desde Compromís, la coalición valenciana integrada en el grupo parlamentario de Sumar, entienden que el cese “repentino” de Ábalos en julio de 2021 fue "como mínimo sospechoso".

En el PSOE insisten en que el listón contra la corrupción de Pedro Sánchez es muy alto, tras haber accedido al Gobierno mediante una moción de censura por los casos que salpicaban al PP. Las presiones sobre Sánchez para que explique los motivos de su pérdida de confianza en Ábalos, aun en diferido, siguen creciendo. Este sábado, Sánchez ha lanzado un mensaje a navegantes al reafirmarse en su lucha contra la corrupción y afirmar que se "debe ser implacable, venga de donde venga y caiga quien caiga".

A tres meses del congreso

Las justificaciones del cese de Ábalos basadas en la necesidad de dar un nuevo impulso al Ejecutivo nunca calaron. Menos todavía dentro del propio partido. La conmoción por su destitución agitó a la organización. Y es que la salida de Ábalos se produjo en pleno lanzamiento del proceso congresual que se celebró tres meses después.

No parecía el mejor momento para descabezar al secretario de organización. Tanto es así, que el mismo día en que se destituyó al exministro, este tenía programado un acto en Ferraz para lanzar una campaña de afiliación. Tres días antes, además, presentó la ponencia marco del 40 congreso federal.

Ábalos amagó en un principio con mantenerse al frente de sus cargos en el partido, pero dos días después de su destitución un comunicado de Ferraz oficializó su salida. Del clima de aquel momento dio cuenta la frialdad durante el traspaso de carteras. No acudió ningún ministro del Gobierno a la despedida de Ábalos. Solo se presentó el líder de los socialistas catalanes, Salvador Illa, pero para arropar a su sustituta, la dirigente del PSC Raquel Sánchez. Ábalos, en su breve discurso, no dedicó ni una sola mención al presidente del Gobierno.

Presión del Gobierno

Tras quedar aislado en 2021, cunde la sensación en el grupo parlamentario de que en esta ocasión “lo va a tener muy difícil”. La puntilla la ha podido dar este sábado el propio Sánchez, aunque la vicepresidenta segunda y número dos del partido, María Jesús Montero, ya le empujó a dejar el acta de diputado este viernes. Lo hacía tras conocerse el auto de la causa, donde uno de los pinchazos recogidos apunta a Ábalos. Solo unas horas, desde la dirección no veían necesario pedirle que abandonase el grupo parlamentario socialista. Ahora toca mover a Ábalos. “Se resistirá”, vaticina uno de sus compañeros.

No sin resignación, un excolaborador dice confiar en que “no acabe en el grupo Mixto”. El propio Ábalos lanza algunos mensajes en una entrevista en El País este sábado: "Pensaré la dimisión con mi partido, no porque me la pida el PP. No estoy acusado de nada". Y añade: "Yo no tengo por qué intuir las cosas. Yo he sido secretario de organización, ya soy mayorcito. A mí las cosas se me dicen claritas". A media mañana, Sánchez ha pronunciado el "caiga quien caiga".