Limón & vinagre
Pilar Garcés

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Periodista

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Pablo de Rojas Sánchez-Franco, sucesor de Pío XII y atrapamonjas

Pablo de Rojas Sánchez-Franco

Pablo de Rojas Sánchez-Franco

Cuando Jesucristo se dirigió al príncipe de los discípulos diciéndole “tú eres Pedro, y sobre esa piedra edificaré mi Iglesia” se veía venir que el negocio inmobiliario representaría una preocupación central para el catolicismo a lo largo de sus muchos siglos de existencia. “Y el poder del infierno no la derrotará”, continúa la cita del evangelio según San Mateo. A este optimista dogma de fe deberán encomendarse los pastores encargados de reconducir la secesión abierta por las monjas clarisas de Belorado, en la provincia de Burgos, que han decidido abandonar la Iglesia conciliar para abrazar otra hasta el momento menos conocida por el gran público. Se llama Pía Unión Sancti Pauli Apostoli y la encabeza el ilustrísimo reverendísimo doctor don Pablo de Rojas Sánchez-Franco, excomulgado en 2019 por delito de cisma, nombrado obispo por otro excomulgado y autoproclamado gran duque imperial. La entidad de talante retro que dirige reconoce como último sumo pontífice válido a Pío XII y considera a los investidos tras el Concilio Vaticano II usurpadores de la cátedra de San Pedro. En una carta que deja poco lugar a las interpretaciones, la madre abadesa sor Isabel de la Trinidad, en nombre de otras catorce hermanas de Santa Clara, expone los motivos por los que dan el portazo a Roma para unirse a algo que los expertos consideran una secta. Se resumen en el torpedeo de una compraventa de dos inmuebles que tenía apalabrada la congregación. “Nos van a denominar herejes y cismáticas, locas y muchas cosas más, muy calumniosas y desagradables; no los creáis. Al menos por esta vez, que no os engañen”, escribió antes de cerrar a cal y canto las puertas del monasterio.  

Las rebeliones de monjas contra la jerarquía eclesiástica por disputas patrimoniales empiezan a estar a la orden del día en nuestro país, una auténtica crisis del santo ladrillo. En el caso de las clarisas de Belorado, conocidas hasta ahora por fabricar dulces exquisitos como trufas, rocas de chocolate y bombones que venden a restaurantes de alto copete y presentan en foros gastronómicos, han sido frenadas en su intento de enajenar un convento vacío de su propiedad en Derio (Vizcaya) para adquirir otro en Orduña, perteneciente a la diócesis de Vitoria, cuya paga y señal había satisfecho un misterioso donante anónimo. “Esto de las propiedades debe ser muy goloso para algunos, ya que aparece como telón de fondo de artimañas de las que hemos sido objeto estos años”, denunció la abadesa. Los obispos que han de gestionar el sainete apuntan a un cerebro detrás de toda la operación, el de Pablo de Rojas. “Un fantoche”, según denominación de sor María Amparo, la única monja clarisa que se ha negado a aceptar el nuevo estatus de su comunidad por haber actuado sin consultar a la orden a la que pertenece. 

Sin usar estas mismas palabras, aunque de su lenguaje corporal podía deducirse que las suscribía, Ana Rosa Quintana puso cara al líder espiritual carismático del momento en una entrevista en su programa 'TardeAR'. Se le conocía por la página web de su organización radicada en Bilbao, en la que reivindica los aspectos más periclitados del catolicismo a la vez que acepta donaciones dinerarias por cualquier vía, y por unas fotos descacharrantes en las que aparece agasajado por un mayordomo y una sirvienta. A las preguntas de cómo se ha llevado al huerto a las clarisas díscolas, el fundador de la “milicia guerrera predestinada a sobresalir sobre todo lo existente” relató con voz suave que fue “a comprar trufas” y se quedó para “dar respuesta a sus dudas”. Debió ser convincente. Afirmó contar con siete sacerdotes y unos doscientos numerarios (siguiendo la estructura del Opus Dei) y calificó al Papa Francisco de “hereje”.

La mano derecha de Rojas, nacido en Jaén, es su amigo de la infancia y compañero en labores de monaguillo en Linares, Francisco Ceacero, otro personaje a la altura del folletín que compagina la vocación sacerdotal en la Pía Unión con la de barman, pues ganó premios al mejor gintonic y en concursos de coctelería de Euskadi antes de convertirse en el portavoz de las monjas renegadas. No porque se sientan mal representadas, sino para dejar claro que actúan por propia voluntad, las hermanas de Belorado se expresan también a través de la cuenta de instagram @tehagoluz, en la que a través de largos videoselfis se muestran felices y se reafirman en su voluntad de seguir atrincheradas, apartadas de los designios vaticanos y dedicadas a quehaceres que incluyen, según se ha sabido también, la cría de perros sin licencia. Todo indica que acabarán excomulgadas y expulsadas del convento; las famosas trufas de mojito que salen de su obrador han sido su único pecado perdonable.