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Joan Tapia

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Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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¿Marejadilla en Euskadi?

Bildu tiende al alza porque hace ya mucho que ETA desapareció y es la única opción enraizada frente a la coalición PNV-PSOE, la preferida, pero que acusa el desgaste del poder

El candiato de EH Bildu, Pello Otxandiano, junto a Arnaldo Otegi.

El candiato de EH Bildu, Pello Otxandiano, junto a Arnaldo Otegi.

El mundo está al borde de la guerra, pendiente de la respuesta de Israel al ataque de Irán del pasado fin de semana. En España, la tensión entre Sánchez y Feijóo hace que la política sea irrespirable y preocupa al FMI por sus consecuencias económicas. Por el contrario, el domingo hay elecciones en Euskadi -que hace no tantos años era el gran problema terrorista- y no hay ninguna alarma.

Habrá, sí, una clara mayoría nacionalista del PNV y Bildu (quizás un 74% de los escaños), pero no genera preocupación. ¿Por qué? Quizás sea una anécdota, pero el fervor por la victoria del Athletic en la Copa del Rey (de España) ha movilizado más que la campaña. Además, no solo el PNV descarta una coalición nacionalista, sino que la opción preferida de los vascos es la continuación del pacto PNV-PSOE que parece seguro. Y el candidato del PSE, Eneko Andueza, niega con insistencia cualquier coalición con Bildu. Aún más, según la última encuesta del gobierno vasco, los contrarios a la independencia (38%) superan en quince puntos al 23% de independentistas.

Entonces, ¿todo está decidido y no puede haber ninguna sorpresa? Tampoco, porque hay una inquietud de fondo. El 35% cree (contra el 23%) que Euskadi no ha mejorado los últimos cuatro años. Y esta queja no puede generar ninguna revolución, pero sí provocar varias marejadillas. La primera es que, por primera vez, el PNV podría no ser el primer partido. Las encuestas dicen que hay un empate entre el PNV y Bildu, que podría subir siete u ocho escaños. Aunque pueden empatar a 28 diputados (en un parlamento de 75), sopla viento para Bildu.

La estabilidad está garantizada porque el PNV seguiría en la Lehendakaritza, aunque Bildu fuera el primer partido. E incluso si la suma del PNV y el PSE no lograra la mayoría absoluta de 38 escaños

¿Por qué? Bildu es visto por gran parte de la población, cuando han pasado ya muchos años desde la desaparición de ETA, como un partido casi normal. Uno más. Además, en Bildu están los antiguos batasunos (como Otegi), pero también disidentes de Batasuna y gente procedente de una escisión del PNV que fue capitaneada por Carlos Garaikoetxea y de la Izquierda Unida vasca (Ezker Batua). Y Bildu es la única alternativa enraizada a la coalición PNV-PSE que sufre el desgaste de muchos años de poder. También está atrayendo a votantes de Podemos de las autonómicas de 2020 (6 escaños), ahora sin norte por el gran desbarajuste a la izquierda del PSOE. Aunque Sumar podría sacar uno o dos escaños. Resumen: Bildu es la alternativa al 'statu quo'. 

Por eso tanto el PNV como el PSE se han lanzado a la yugular de Pello Otxandiano, candidato de Bildu y bien valorado, cuando dijo en La Ser que ETA fue un “grupo armado” y no quiso calificarla de banda terrorista. Un fallo -o hipoteca a un sector batasuno- que el candidato del PNV Imanol Pradales y el del PSE, Eneko Andueza, han aprovechado para revivir el recelo de parte de la población ante una formación que no ha roto radicalmente con el pasado de ETA.

Pero, aunque Bildu gane el domingo, la mayoría de los observadores cree que la coalición PNV-PSOE alcanzará la mayoría absoluta de 38 escaños (los 28 que las encuestas dan al PNV y los 10 que tiene ahora el PSE, aunque algunos sondeos le dan 11). Pero esta mayoría absoluta podría no lograrse si el PNV pierde más diputados de los previstos (ahora tiene 31) y el PSE no logra repetir resultados. Y ello solo podría pasar si Bildu se disparara más de lo previsto. O si el PP que tiene solo 6 escaños subiera con fuerza con su candidato, Javier de Andrés, seleccionado por Feijóo y que fue presidente de la Diputación de Álaba. Si el PP sube dos o tres escaños (a 8 o 9) será un punto para Feijóo y, por el contrario, si repite sus seis actuales, será un contratiempo.

Pero aun sin mayoría absoluta, Pradales sería elegido porque en Euskadi la investidura no requiere esa mayoría, sino solo tener el apoyo de más diputados. Así el PNV podría conservar la Lehendakaritza sin la mayoría absoluta de 38 escaños. Siempre, claro, que Bildu no lograra más escaños que la suma del PNV y el PSE. 

Pero sin mayoría absoluta, la coalición PNV-PSE perdería fuerza porque para muchas votaciones -como los presupuestos- necesitaría el apoyo de Sumar, si al final entra en el parlamento. O del PP. Y si el PNV y el PSE necesitaran al PP la marejadilla sería más intensa. Y tendría efectos en la política española. Contra Sánchez y a favor de Feijóo.   

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