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Rubiales, otra vez

Parece haber un modo de actuar, que se resumiría en contratos, comisiones y enriquecimiento, de apariencia ilícita, que semeja ser una constante entre los gerifaltes del fútbol, sin que nadie parezca saber o querer ponerle fin

Rubiales será detenido cuando vuelva a España desde República Dominicana

Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol.

Luis Rubiales, expresidente de la Federación Española de Fútbol. / EP

A Luis Rubiales el funesto episodio, televisado en directo para todo el mundo, en el que como presidente entonces de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) besó en los labios, y sin su consentimiento, a Jenni Hermoso durante la celebración de la victoria de la selección española en el Mundial de Fútbol Femenino, le valió la inhabilitación durante tres años por el Tribunal Administrativo del Deporte y por la FIFA para ejercer cualquier actividad relacionada con el balompié. Por eso, y por su no menos impresentable reacción ante la polémica. Ahora, una operación coordinada de la Guardia Civil, la Europol y la Fiscalía Anticorrupción lo ha vuelto a poner en el punto de mira. La investigación de la Unidad Central Operativa (UCO) del instituto armado ha derivado, de momento, en una orden de detención internacional por supuestas irregularidades en contratos realizados en los últimos cinco años por la RFEF que él presidía.

Se trataría de actuaciones relacionadas, entre otras, con las reformas del estadio de La Cartuja de Sevilla para albergar partidos de la Eurocopa 2021 y con la celebración de la Supercopa de España en Arabia Saudí. Este último, un negocio que hizo con el exbarcelonista Gerard Piqué, quien, hasta ahora, no está involucrado en esta investigación. Los registros en la sede de la Federación desembocaron el miércoles en la detención de siete personas del entorno del expresidente y en esa orden de detención para quien parece ser el principal encausado. Si la polémica del beso no consentido a Hermoso trató de despacharla calificando el abuso de «piquito» y presionando, sin éxito, a la jugadora para que respaldara su versión, no se sabe cuáles pueden ser sus excusas ahora; tampoco todavía cuáles son las acusaciones concretas contra él.

De momento su actitud parece inalterablemente chulesca. Rubiales, que se encuentra en la República Dominicana, ha comunicado a la juez que lleva el caso que tiene previsto volver a España el 6 de abril, es decir, que ni siquiera una imputación judicial y una orden de arresto parecen modificar la habitual jactancia del que fuera máximo mandatario de la Federación. El argumento para no adelantar su regreso no puede ser más peregrino: piensa pasar las vacaciones de Semana Santa en Punta Cana con su familia.

La investigación policial y la justicia acabarán por clarificar qué ha ocurrido en la RFEF en los años en que ha estado gestionada por Rubiales y actuarán en consecuencia. Lo dramático, no obstante, es que parece haber un modo de actuar, que se resumiría en contratos, comisiones y enriquecimiento, de apariencia ilícita, que semeja ser una constante entre los gerifaltes del fútbol, sin que nadie parezca saber o querer ponerle fin. Estamos hablando de un ámbito en el que se mueve muchísimo dinero y al que, seguramente por esa razón, se acercan en ocasiones personas a las que les tienta más el negocio, por medios no siempre tan limpios como sería exigible, que la dedicación a impulsar el deporte que dicen estimar. Es hora ya de acabar con este tipo de comportamientos. Las elecciones para la renovación de la directiva podrían ser la ocasión para hacerlo. Conseguirlo dependerá de todos aquellos que están involucrados en el mundo del futbol, desde los clubes a los árbitros, pasando por los jugadores y las jugadoras.