Opinión | Elecciones

Rafael Vilasanjuan

Horizonte Rusia

Como apuntaba el ajedrecista y opositor Kaspárov, a Putin no se le puede vencer en las urnas, solo una derrota en Ucrania podría provocar un cambio

Ilustración vectorial de Vladimir Putin.

Ilustración vectorial de Vladimir Putin.

¿En qué momento Rusia se vino abajo? Creímos que la gran potencia post- comunista podía convertirse en una democracia y fijar su horizonte en Europa. No hicimos entonces lo suficiente para mostrar que todos ganábamos con la idea de un régimen abierto, competitivo y próximo a la UE. Lo peor es que Rusia cayó entonces en una deriva de confrontación que ha derivado en una guerra en Ucrania y en un régimen -de nuevo- totalitario.

Vladimir Putin no es un zar, es la representación del fracaso ruso y europeo. El hombre fuerte y sin escrúpulos capaz de amenazar al mundo para recuperar el honor nacional perdido. Eso es lo que reflejan las urnas tras tres días de votación. Había solo un candidato real y, por tanto, un solo ganador. Putin seguirá al menos hasta 2030. No le ha hecho falta campaña, su presencia abarca cualquier rincón de la Federación Rusa. Manda, y cualquier candidato hostil, o desaparece, o se le prohíbe presentarse.

Con el opositor Navalny muerto y la prohibición de presentarse al único partido crítico con la "operación militar" en Ucrania, la figura de Putin emerge como un caudillo. Ni aun presentándose, la oposición verdadera hubiera ganado, solo algunos miles de valientes generaron colas el domingo a mediodía para demostrar que hay disidencia. Pero Rusia es un estado totalitario, donde el gobierno controla todos los recursos económicos, los medios, los tres poderes y por supuesto la información, toda la información, incluyendo la digital, por donde se ha impulsado que voten los funcionarios donde pueden ser controlados.

Aunque Putin haya ganado abrumadoramente, el horizonte al que apuntan estas elecciones nos viene a anunciar que Europa va a ser más vulnerable y peor aún, que la oposición a este régimen autoritario va a padecer aún más represión y control. Como apuntaba el ajedrecista y opositor Kaspárov, a Putin no se le puede vencer en las urnas, solo una derrota en Ucrania podría provocar un cambio. Hoy por hoy ese horizonte sigue estando lejos. Muy lejos.

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