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Feijóo y Sánchez frente a las reglas de la UE

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y Alberto Núñez Feijóo, en el Congreso.

Albert Sáez

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Se acabó la fiesta. La UE recuperará a partir de enero los límites de déficit y de deuda para las economías de la zona euro: 3% de déficit y 60% del PIB de deuda. La paciencia de los frugales se terminó tras el paréntesis de la pandemia y la prórroga de la invasión de Ucrania. España supera en casi un 25% el límite de déficit y en casi el 100% el límite de deuda con la dificultad de que un gasto estructural como el derivado de las últimas reformas de las pensiones le deja poco margen o ninguno en algunos escenarios de crecimiento para seguir con las políticas fiscales mínimamente expansivas, salvo en el caso de los Next Generation, que sustentan una parte del buen momento económico de los últimos años. La situación no será dramática, pero sí seria teniendo en cuenta que nos enfrentamos a un par de años de inflación alta, aunque no desbocada, tipos de interés altos y perspectivas poco halagüeñas en el sector de la exportación por el frenazo alemán. 

La vuelta de las reglas fiscales va a poner en evidencia dos cosas. La primera es que el quinquenio de Pedro Sánchez no ha servido para realizar ninguna reforma estructural de calado y las que ha hecho han ido en la dirección contraria a la que necesita la economía española para converger con la zona euro como ha sido el caso de las pensiones o del mercado laboral que se han traducido en un incremento de las cotizaciones sin una mejora de la productividad. La segunda es que las reglas fiscales van a dificultar y mucho la cohesión de la mayoría de la investidura. La relajación del control del gasto público ha sido vaselina para las relaciones de Sánchez con Pablo Iglesias primero y con Yolanda Díaz, después. Y también para atender las demandas territoriales de Esquerra y PNV/Bildu. Pero ese lubricante ahora se pierde. Por eso resulta tan paradójico que la oposición de Feijóo se centre únicamente en la amnistía, que es el cemento de este gobierno, y olvide la economía, que sería su disolvente. 

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