Diálogo

¡Bizum fiestas!

En el momento actual, donde los cambios y las transiciones se dan de forma poliédrica y en los más diversos ámbitos y sectores, la colaboración público-privada será clave para afrontar los retos sistémicos

Ilustración

Ilustración / Leonard Beard / Leonard Beard

Joan Roca Sagarra

Joan Roca Sagarra

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El año 2023 acaba con unas previsiones de incertidumbre para 2024, pero con un único dato en el que parecen coincidir todos los estudiosos y analistas: el crecimiento en España será superior que el de la media europea.

Y en el marco de estas noticias que nos dejan con mensajes contradictorios sobre el crecimiento interno y el decrecimiento en el exterior, vuelve a surgir por encima del resto un segundo mensaje de enorme relevancia: el consumo privado fue el principal tractor de crecimiento, llegando algún medio a afirmar en su titular que “el consumo sostiene el crecimiento en España frente a la crisis europea”.

El consumo ha venido marcado en los últimos años por la irrupción en España de Bizum: hace tan solo cinco años, en 2018, los pagos en metálico eran todavía el medio preferido, en un porcentaje que alcanzaba el 87%. Y hoy, a finales de 2023, solo con Bizum los pagos por este medio superan el 20%, con un 99% de la cuota de este mercado.

Ante las incertidumbres y a veces la poca confianza que acostumbramos a dirigir hacia las iniciativas público-privadas, es de subrayar que Bizum nació a partir de un programa lanzado desde el Banco de España con el apoyo y liderazgo de los principales bancos españoles. Con los cimientos basados con los estándares europeos (SEPA) de pagos inmediatos, las asociaciones bancarias acordaron conjuntamente que la mejor forma de afrontar los nuevos retos que suponían los nuevos medios de pago era asumirlos de forma conjunta, contando hoy con más de 37 marcas bancarias adheridas a Bizum.

En el momento actual, donde -cómo hemos dicho tantas otras veces en esta misma página- los cambios y las transiciones se dan de forma poliédrica y en los más diversos ámbitos y sectores, la colaboración público-privada será clave para afrontar los retos sistémicos. Y, en cambio, nos empecinamos socialmente a creer que la solución llegará a partir de proyectos privados impulsados por unos pocos emprendedores que lleguen a los niveles de Elon Musk o Steve Jobs; su rol será muy importante por su disrupción y su provocativa manera de romper modelos y hábitos. Pero hay una creencia generalizada según la cual la respuesta a los grandes retos del momento la encontraremos en las iniciativas apartadas del 'establishment', de las administraciones, de todo aquello que represente entidades asentadas y de fuerte arraigo, públicas o privadas.

El caso de Bizum, hoy el más claro exponente de medios alternativos de pago que han conseguido de forma ágil e intuitiva cuotas de mercado extraordinarias en menos de tres años; nos muestra precisamente lo contrario a la firme convicción de que las soluciones surgirán desde fuera del sistema. Y, en cambio, desde fuera del sistema se podrá disruptivamente ayudar a acelerar o promover ámbitos de cambio, pero la visión sistémica de los retos plurales a los que nos afrontamos no encontrará respuesta si no es a partir de la colaboración entre empresa y administración pública.

Y la dirección de las administraciones, a partir de posicionamientos políticos polarizados, tampoco ayuda a creer que habrá la capacidad de construir con el mundo privado este necesario entendimiento y colaboración. Y no obstante, la realidad es tozuda y -como en el caso de Bizum- son extraordinarios los adelantos que se pueden conseguir desde una política constructiva a partir del diálogo y el entendimiento.

Y que la polarización sea menor y se promueva la voluntad de entendimiento, de pacto, depende de todos. Llevamos unos meses en los que no hemos sabido practicarlo mucho y han sido muchas las afirmaciones extremas y poco respetuosas; la incertidumbre económica no la podremos evitar porque el mañana es un mundo extremadamente interconectado. De que seamos capaces de escucharnos y de querer aprender de los otros, depende de todos nosotros, y será la mejor manera para enviar un mensaje a los dirigentes que gestionan el bien común.

Aprovechemos esta parada para respirar, para escucharnos en la mesa el día de Navidad, para pensar en aquello que nos une (que es mucho) y querer entender y construir con familiares y amigos... ¡Y ocasiones no faltarán, porque de comidas y cenas tendremos todos y muchas! Aprovechemos para consolidar la fuerza colectiva que se genera desde el diálogo, y que tiene que permitir vencer la polarización. Practiquémoslo estos días y quizás habremos conseguido aprovechar una parada en la agenda política para enviar, a la vuelta de las fiestas, un mensaje de que aquello que todos los analistas recomiendan lo sepamos practicar en la gestión del bien común: paciencia y serenidad.

¡Bizum fiestas!

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