Limón & vinagre
Matías Vallés

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Periodista

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Fernando López Miras, el náufrago del Mal Menor

Su momento de mayor gloria no fueron las elecciones del 28M sino la neutralización de la moción de censura urdida por PSOE y Ciudadanos en 2021

López Miras ofrece a Vox llegar a "grandes acuerdos" e insta a no caer en el "fetichismo del sillón"

López Miras ofrece a Vox llegar a "grandes acuerdos" e insta a no caer en el "fetichismo del sillón" / Prensa Ibérica

La inflación se ha cebado con Fernando López Miras, el último barón regional del PP en pactar y el que ha abonado un precio más elevado a Vox. El presidente de Murcia ha pagado un consejero de extrema derecha moderada por cada escaño que necesitaba, para reinvestirse antes de cumplir los 40 años. De vida, no de gobierno. El sobrepeso o el sobreprecio no se debe a la investidura en solitario fallida de julio, sino a las votaciones de agosto a la Mesa del Congreso. Allí aprendió Núñez Feijóo, por 178 a 139 votos secretos y por triplicado, que Vox no amenazaba en vano.

López Miras se ha reinvestido, pero no se ha reinventado. Comenzó su indigesto discurso de proclamación afirmando que debería gobernar en solitario, con lo cual confesaba su fracaso. Diez minutos después aludía pasajero al Mar Menor, por lo que es inevitable confinarlo a náufrago del Mal Menor, encarnado en la cesión a ese pívot serbio de Vox que lo ha sometido a una marcaje pegajoso. Cuando los 205 centímetros del también treintañero José Ángel Antelo se cruzaban entre los apretados pupitres con el presidente murciano, brotaba una premonición de enfrentamiento físico, un combate de sumo más subyugante que su tedioso cruce de espadas oratorias.

Al presidente murciano habría que llamarlo también 'Míster 43%', porque no hay comparecencia pública en que no se aferre a su nutrido pero insuficiente porcentaje de votos. Produce cierto sonrojo recordarle que la mayoría empieza en el 50, pero las sutilezas numéricas son huidizas para los 'PP pata negra' forjados en Nuevas Generaciones. Si María Guardiola tuvo que apearse de sus principios para mandar en Extremadura, López Miras solo ha tenido que desprenderse de su terquedad de Manolito de 'Mafalda', que no acaba de creerse que necesita una protección adicional hasta que se imagina su establecimiento en llamas.

López Miras no se halla en disposición física de cabalgar un tigre, si esto todavía se puede afirmar de un político. Gobierna más ínfulas que ínsulas, nunca aceptará que sus 21 diputados sobre una mayoría absoluta de 23 le priven de mandar por decreto, y a veces parece culpar a sus propias huestes por falta de determinación. Entre que su discurso ultraplano dificulta la interrupción mediante ovación, y que la admisión del pacto PP/Vox olía a derrota amortiguada, los parlamentarios murcianos aplaudían a su líder con cierta conmiseración.

"La mayoría de los murcianos"

Entonces, ¿por qué se ha resignado López Miras a un pacto que deglute como si fuera aceite de ricino? Porque así lo desea "la mayoría de los murcianos". Es decir, la victoria relativa del PP le pertenece en solitario, pero las carencias de su cosecha deben descargarse sobre el conjunto de la población. Y cuando surjan los conflictos con el gigantesco interlocutor de Vox, siempre podrá culpar a sus conciudadanos.

Taciturno y erizado de cabellos, López Miras recupera más que conserva su cargo ante una modesta Asamblea, con aspecto de aulario improvisado. La investidura cuenta con la tradicional ausencia de Feijóo, que ya ni se inventa actos sindicales o en la embajada de Suecia para perderse la investidura de sus gobiernos regionales tiznados de ultraderecha. El presidente del PP se ha especializado en apropiarse los votos de Vox mientras niega su existencia. Por lo visto, Cuca Gamarra es la única dirigente popular encantada y encargada de confraternizar con la tropa de Abascal, también en Murcia.

Aunque cuenta con la disculpa de su rendición, López Miras refugia su discurso en apelaciones a la "moderación" y "centralidad", pero con la asepsia de quien habla de "oquedad" o "vacuidad". La cumbre de su carrera es la anulación del discurso político, un puré tan gris y desesperanzado que invertía la carga de la prueba ideológica. Mucho se ha teorizado sobre el daño irreversible que las generosas alianzas con Vox pueden propiciarle al PP. Tras la exposición del presidente murciano en su día de gloria, dan ganas de compadecer a Vox por los efectos secundarios de su alianza con una derecha tan deshuesada.

López Miras no es un presidente feliz. Ha ocupado su cargo a regañadientes, su momento de mayor gloria no fueron las elecciones del 28M sino la neutralización de la moción de censura urdida por PSOE y Ciudadanos en 2021. Aquel precedente triunfal obliga a plantearse si el PP murciano ha incorporado la cuota de Vox porque en esta ocasión no ha funcionado la economía de mercado. Contra su voluntad, el náufrago López Miras ha demostrado que la ultraderecha española se resiste a la aniquilación sufrida por Ciudadanos.

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