'Streaming'
Elena Neira

Elena Neira

Profesora de los Estudis de Ciències de la Informació i de la Comunicació de la UOC

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Lo que 'lo más visto' esconde

Por cada contenido que se promociona y entra en la lista de los más vistos hay muchos que no tienen un apoyo que les permita atravesar la barrera del interés mínimo

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Leonard Beard

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Hace unos días Max, nombre estadounidense de la plataforma de 'streaming' que aquí conocemos como HBO Max, decidía incorporar a su página de inicio un ranking con las 10 series y películas más vistas, una lista que se actualiza diariamente a partir de las reproducciones que acumula cada título. La medida, que replica lo que ya hacen servicios como Netflix o Spotify, destaca aquellos programas más populares con un objetivo claro: servir de recomendación a otros usuarios que estén buscando algo con lo que entretenerse. Resulta sorprendente que lo haga Max. Al fin y al cabo, el origen de esta plataforma fue la mítica HBO, la cadena que se vanagloriaba de recomendar de forma experta y nada complaciente, casi al margen del circuito más comercial. Pero en Max queda poco de esa mítica filosofía. Tras la fusión de la compañía propietaria (Warner Media) con otra empresa de medios (Discovery), la plataforma ha recibido una inyección de contenidos considerable. Por eso necesita echar mano de todos los mecanismos que estén a su alcance para conseguir que la gente encuentre algo que le interese con rapidez. Y que algo se vea o escuche mucho es un gancho muy efectivo. 

El ranking de “Lo más visto” es un recurso socorrido para que el cliente 'descubra' el contenido. Es, además, una categoría fácil de generar y actualizar de forma automatizada, con una ventaja adicional en un entorno de saturación de oferta: que un número limitado de programas llamen la atención contagia el interés en los mismos. Concentrar la audiencia tiene muchos más beneficios que fragmentarla. Mucha gente viendo las mismas cosas a la vez ha sido, durante años, lo que ha hecho que la televisión tenga una gran influencia como intermediario cultural. Las plataformas quieren un poco de esa relevancia, que se consigue cuando un montón de usuarios se interesan por las mismas cosas en un lapso más o menos reducido. 

No aciertan, nos engañan, destacan siempre lo mismo… Los dichosos algoritmos han sido objeto de no pocas críticas. La lista de los programas más vistos también son un producto suyo (o, al menos, eso dicen). No conviene olvidar que los títulos que aparecen reflejados en estos rankings se han ganado su puesto porque mucha gente ha decidido darle al 'play'. Pero incluso en esa aparente libertad para reproducir lo que queramos es posible detectar la mano invisible de los servicios de 'streaming'. Lo más visto es, en parte, el resultado de un cuidado proceso de promoción que nos guía exactamente en la dirección que las plataformas quieren. El arsenal de acciones que estas empresas llevan a cabo para conseguir centrar la atención en torno a aquellos programas que les interesa destacar es apabullante. Visibilidad especial en su interfaz, publicaciones en redes sociales, entrevistas en medios, newsletters, notificaciones en nuestros móviles, publicidad … La quintaesencia de la promoción siempre ha sido lograr un único objetivo: que lo que uno quiere vender sea un poco más visible con respecto a las otras cosas que están al alcance de un espectador potencial. Y toda esa maquinaria, sin duda alguna, acaba por influir en nuestras decisiones de visionado. 

No tengo ningún problema con los rankings de programas más vistos. Asumo que hay algunos contenidos sobrerrepresentados en estas listas porque han recibido el doble de presión promocional. Y también que mucho de lo que se ha visto no garantiza que sea un buen contenido. El algoritmo se limita a realizar una acción a partir de las instrucciones que le da un programador. Cuando identifica contenidos que cumplen determinados requisitos (en este caso, los que acumulan más reproducciones en un área geográfica determinada) funciona como una red de arrastre que los destaca. Y, sí, puede que esas selecciones se 'maquillen' para servir mejor a los objetivos de cada compañía. 

En realidad, creo que no debería preocuparnos lo que lo más visto destaca, sino lo que esconde. Por cada contenido que se estrena, se promociona y entra en la lista de los más vistos hay otros muchos que no tienen un apoyo que les permita atravesar la barrera del interés mínimo, contenidos que quedan condenados a las profundidades de la invisibilidad con pocas posibilidades de que a alguien les llame la atención tanto como para reproducirlos, aunque pudieran interesarle.

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