El valor y la importancia de los plazos en el mundo legal

Llegado ya el ansiado verano, y más en concreto, el esperado mes de agosto, esa época del año en la que parece que el mundo se pare por unas semanas, lo cierto es que, a nivel jurídico, nada más lejos de la realidad, pues aunque la mayor parte de la actividad empresarial, inmobiliaria, laboral, etc., se detenga por unas semanas, en la mayoría de los ámbitos del Derecho ello es indiferente, pues el tiempo sigue transcurriendo a todos los efectos, lo que cobra especial relevancia en aquellos casos en los que los plazos y su adecuado cómputo son claves para la adecuada protección de los derechos e intereses legítimos de las personas.

Así pues, teniendo en cuenta esta realidad y, asimismo, las múltiples consultas que diversos clientes me han planteado sobre esta cuestión en mi despacho notarial, en estos últimos días de verano, he considerado que puede ser interesante para muchas personas realizar un breve y divulgativo análisis al respecto.

Partiendo de esta base, es necesario indicar que, en el plano estrictamente civil, por ejemplo, en el ámbito de las obligaciones y contratos que como particulares asumimos cada día, el cómputo de los plazos viene regulado en el artículo 5 del Código Civil, en el que, entre otras cuestiones, se establece que siempre que no se establezca otra cosa, en los plazos señalados por días, no se excluyen los días inhábiles. Así las cosas si, por ejemplo, un ciudadano ha firmado, a finales de julio, un contrato de reserva de un inmueble, en el que se compromete a formalizar la compraventa ante notario en un plazo de 90 días, todos los días del mes de agosto computan a los efectos de ese plazo, cosa que ese potencial comprador deberá tener muy presente a la hora de calcular cuál es la fecha límite para formalizar la adquisición de ese inmueble que pretende.

Asimismo, por ejemplo, en el ámbito tributario, la normativa impositiva determina que deberemos acudir a la ley reguladora de cada impuesto para saber el plazo concreto de que disponemos para presentar y pagar el mismo. Así pues, por ejemplo, en el caso de compraventas de inmuebles sujetas a ITP en Catalunya, la normativa concede al comprador el plazo de un mes, contado de fecha a fecha (esto es, por ejemplo, una compraventa formalizada el 8 de agosto, dispondremos de plazo para liquidar el impuesto hasta el 8 de septiembre), mientras que, si esa misma compraventa estuviere sujeta a ITP en la Comunidad de Madrid, el plazo del que dispondríamos sería de 30 días hábiles, esto es, descontando del cómputo del plazo sábados, domingos y festivos. 

Por su parte, en el ámbito procesal civil, esto es, cuando nos enfrentamos a una controversia en un juzgado civil por un asunto relativo a, por ejemplo, una deuda dineraria, a un contrato de alquiler, etc., deberemos saber que el mes de agosto se considerará inhábil a efectos del cómputo de plazos procesales (salvo para procesos muy concretos y excepcionales), de modo que si, por ejemplo, el día 28 de julio un ciudadano recibe una notificación de una demanda relativa a una deuda que un tercero le reclama, para computar el plazo para contestar la misma no deberemos tener en cuenta los días de este mes de agosto.

Así pues, y a modo de breve conclusión, de todo lo expuesto hasta el momento, podemos afirmar sin ningún género de dudas que los tiempos en Derecho, y su correcto cómputo, son en muchas ocasiones cuestiones clave que todo ciudadano debe conocer, a los efectos de poder ejercer y cumplir adecuadamente con sus derechos, intereses legítimos y obligaciones, pues de lo contrario podemos incurrir en graves errores de los que se deriven nefastas consecuencias jurídicas para nuestra persona y patrimonio. Asimismo, es fundamental recomendar que, en caso de dudas, se recurra a un profesional del Derecho que nos pueda asesorar debidamente en nuestro caso concreto.