Escenario poselectoral
Rafael Jorba

Rafael Jorba

Periodista. Secretario del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

'Operación fracaso'

La apuesta de Núñez Feijóo para derribar al sanchismo estaba ligada a una condición ‘sine qua non’: lograr una clara distancia con el PSOE y sumar mayoría absoluta con Vox

Pedro Sánchez: "El bloque involucionista ha fracasado"

PI Studio

Bastaba con ver la “cara de pomes agres” (cara de pocos amigos) de Isabel Díaz Ayuso en el balcón de Génova durante la comparecencia de Alberto Núñez Feijóo en la noche electoral para concluir que la operación ‘derribar al sanchismo’ ha sido una ‘operación fracaso’. El demérito hay que apuntárselo a Miguel Ángel Rodríguez (MAR), actual director de gabinete de la presidenta madrileña y exjefe de comunicación del presidente Aznar, que ha participado directamente en el diseño de la estrategia electoral del líder del PP, incluida la preparación del cara a cara con Pedro Sánchez y su negativa a participar en el debate a cuatro de TVE.

Es verdad que el candidato del PP ha ganado las elecciones generales del 23J, pero Sánchez ha escrito otra página de su ‘Manual de resistencia’: no solo ha vencido las encuestas adversas, incluidas las de la misma noche electoral, sino que ha sumado más escaños (+2), más porcentaje (+3,7%) y más votos (casi un millón) que en las anteriores elecciones del 10N de 2019. El resultado es simple: la renovada coalición de izquierdas (PSOE y Sumar) resiste y Núñez Feijóo no suma con Vox los diputados que se precisan para la investidura: mayoría absoluta en la primera votación (176 votos) y una mayoría simple en la segunda votación.

Es verdad también que Núñez Feijóo ha sumado más diputados (+47), mayor porcentaje (+12,2%) y más votos (más de tres millones) que en los comicios de 2019, pero no ha alcanzado la mayoría amplia que le daban las encuestas para presentarse a la investidura y reclamar la abstención socialista para no depender de los votos de la extrema derecha. El líder del PP se ha hecho con el pleno de los votos de Cs y ha recuperado voto útil de Vox (cede 19 escaños), pero no dispone de aliados parlamentarios para alcanzar la investidura. Este déficit es el resultado de la ‘operación fracaso’ para derribar al sanchismo. Era una apuesta ligada a una condición ‘sine qua non’: lograr una clara distancia con el PSOE de Pedro Sánchez y sumar mayoría absoluta con Vox. El paso siguiente: reclamar a los barones socialistas (y al expresidente González) que pusieran en marcha la operación para derribar a Sánchez y buscar la ‘abstención de Estado’ del PSOE.

Paradójicamente, la resiliencia del sanchismo tiene en el ‘factor Catalunya’ uno de sus pilares electorales. La política de ‘apaciguamiento’ del presidente Sánchez ha sido avalada por el electorado catalán. El PSC de Salvador Illa no solo vuelve a encadenar otro triunfo electoral: suma siete diputados, avanza porcentualmente un 13,99% y obtiene más votos (1.213.006) que los alcanzados por ERC, JxCat y la CUP (954.311). El bloque independentista es superado por un partido que se reclama del catalanismo federalista y se inscribe en la izquierda socialdemócrata. La segunda posición lograda por Sumar-ECP (14%) amplifica aún más el peso de la izquierda federalista catalana (48,5%).

Sánchez ha resintonizado Catalunya con la España plural, una constante desde la transición política que se quebró en la década prodigiosa del ‘procés’ y que estuvo a punto de naufragar con los hechos de setiembre y octubre de 2017. Como escribió magistralmente Antoni Puigverd, cuando los extremos, así en Madrid como en Barcelona, tensan la cuerda de la convivencia, el pueblo de Catalunya pide al PSC que haga “a la vez de rótula y de airbag”. Ya sería hora de que el Madrid político y mediático tomase buena nota del voto de los ciudadanos de Catalunya y secundara la vía del diálogo, la negociación y el pacto para preservar un espacio compartido de civilidad en esta nación de naciones que es España.

Desde esta óptica, también los resultados del 23J en el País Vasco muestran que el socialismo sigue siendo rótula y airbag en aquel territorio. Cuando el PP ha usado y abusado electoralmente de las víctimas del terrorismo y del espantajo de ETA, el PSE ha sido primera fuerza en el País Vasco y ha empatado en escaños con el PNV y EH Bildu. La asignatura pendiente del PP sigue siendo su capacidad para integrar la pluralidad de la llamada España periférica que se ha negado a darle una mayoría amplia porque temía que, de gobernar con la muleta de la extrema derecha de Vox, dejara de “proteger a todos los españoles y pueblos de España en el ejercicio de los derechos humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones”, que proclama el preámbulo de la Constitución de 1978.

Suscríbete para seguir leyendo