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Joan Tapia

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Presidente del Comité Editorial de EL PERIÓDICO.

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La campaña se decanta

El debate del lunes ha tenido consecuencias y la suma del PP y Vox alcanza ya los 175 escaños. La investidura solo requeriría la abstención de Coalición Canaria

feijóo

feijóo / Tarek / PP

Parece que el debate Sánchez-Feijóo del lunes en Atresmedia ha tenido consecuencias y que la campaña –pese a la consumación de los pactos entre el PP y Vox en Valencia y Extremadura– se está decantando a favor de los populares. Ya dije el miércoles que el debate no iba a favorecer la remontada de Pedro Sánchez, ahora los datos lo corroboran.

Según el 'tracking' diario de 'El País', que es el menos favorable a los conservadores, el PP ha subido desde el debate 11 escaños mientras que el PSOE y Vox han perdido 5 y 3 respectivamente. Si la semana pasada la suma del PP más Vox se quedaba a 7 u 8 diputados de la mayoría absoluta, el viernes los dos partidos de la derecha llegaban a los 175 con lo que la investidura estaría asegurada con la simple abstención de Coalición Canaria.

¿Puede aún recuperarse el PSOE? Parece difícil porque ya solo queda una semana y la ventaja, a la baja, que en 'El País' Sánchez saca a Feijóo (29,6% a 23,9%) como candidato preferido se debe a que la socialista es la opción de los electores de ERC, PNV y Bildu que no votan socialista.

Por otra parte, sorprendió que el debate a siete de TVE del jueves –con participantes tan enfrentados como Espinosa de los Monteros (Vox) y Oskar Matute (Bildu)– fuera mucho más ordenado e interesante que el de los líderes de los dos partidos mayoritarios. En principio un debate de siete grupos tan distintos podía haber sido un insufrible guirigay. Y no lo fue. ¿Por qué? Algún mérito debe tener Xabier Fortes, el veterano periodista de TVE, pero es imposible que sea la causa única. ¿Puede que la ciega lucha por el poder entre el PSOE y el PP, que constitucionalmente deberían pactar muchas cosas, genere una mayor agresividad que las grandes diferencias ideológicas entre los independentistas y los ultranacionalistas de Vox? El jueves pareció quedar claro y no deja en buen lugar ni al PP ni al PSOE. Presumen de lo que carecen: sentido de Estado.

Además, sorprendió la capacidad de Patxi López –actual portavoz parlamentario socialista que antes fue lendakari y candidato a dirigir el PSOE– para afrontar las críticas de Cuca Gamarra y Espinosa de los Monteros a la situación económica, e incluso a la desgraciada ley del 'solo el sí es sí'.

El móvil me sonó en pleno debate y un conocido que sigue la política de lejos me interpeló: "¿Por qué el PSOE no envió a Patxi para derrotar al gallego?". Ahí lo dejo. La otra sorpresa fue la intervención de Oskar Matute, que es de Bildu pero no proviene de Batasuna sino de Ezker Batua (la Izquierda Unida vasca). Espinosa de los Monteros quedó planchado con la respuesta de Matute –"estaba exigiendo su libertad"– cuando le preguntó dónde estaba cuando asesinaron a Miguel Ángel Blanco.

Vamos a Catalunya. ERC está digiriendo los resultados de las municipales. En un acto no partidario, con presencia de Junqueras, Gabriel Rufián afirmó que Esquerra era ya un partido de Gobierno y no iba a cambiar su línea porque sus resultados no fueran tan buenos como en las últimas elecciones. Junqueras asintió con la cabeza. Y Junts ha quedado desconcertado tras el fracaso final de la operación Trias, un intento de recuperar centralidad, y ha optado por quedarse fuera del gobierno de la Diputación para no pactar con el PSC. Su prioridad es ganar el 23J a los republicanos. Si no lo logra, la crisis del puigdemontismo se acelerará.

Según las encuestas, ganará el PSC tranquilo de Salvador Illa, que acaba de cerrar un pacto con los Comuns y algunos alcaldes de Junts para que Lluïsa Moret, alcaldesa de Sant Boi, sea la nueva presidenta de la Diputación. Y Moret confirma la suave inflexión de Salvador Illa al PSC. Pero la dicha no será completa porque el PP también subirá y la aportación del PSC a recortar la ventaja del PP en el resto de España será menor.

Feijóo es más gato viejo que Pablo Casado y la lista catalana no la abrirá la intolerante Cayetana Alvárez de Toledo sino Nacho Martín Blanco, que ha fluctuado entre el PP y C's y tiene un perfil centrista. Su problema, eterno en el PPC, es que tiene un apoyo militante limitado y ha sido designado a dedo por la cúpula de Madrid. Salvo García Albiol, el PP no tiene políticos catalanes con fuerte personalidad. Es un hándicap.

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