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Adiós a 'Sálvame', ya era hora

Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez en 'Sálvame'

Belén Esteban y Jorge Javier Vázquez en 'Sálvame' / Redacción Yotele

Gemma Martínez

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España vuelve a las trincheras por la desaparición de un programa de televisión, Sálvame. Las opiniones a favor y en contra de la decisión adoptada por Telecinco son tan enconadas y viscerales que una no puede dejar de pensar si esa movilización se daría para defender otras causas mucho más nobles. Para unos, el adiós del programa es una gran noticia que acaba con la telebasura más vomitiva. Para otros, un drama que silencia el mejor programa de entretenimiento de la historia de la televisión. Un paraíso en el que rojos y maricones campan a sus anchas, además, o, por el contrario, una máquina de progresismo capaz de frenar a la ultraderecha. Ver para creer.

A mí no me verán de luto por el final del programa, porque siempre prefiero quedarme entre las páginas de un libro, pero también porque 'Sálvame', cuando me asomé a verlo, nunca fue objeto de mi devoción. Ni en sus inicios, cuando el formato innovó en el periodismo rosa, ni cuando después se degeneró a golpe de personajes frikis que ni siquiera sé quiénes son y de colaboradores convertidos en protagonistas. Unos y otros gritan tanto que dan dolor de cabeza y han hecho del insulto su modo de vida. 

No echaré de menos ni el histrionismo ególatra de Jorge Javier Vázquez ni la cansina vulgaridad de la reina del pueblo Belén Esteban, como tampoco añoraré la utilización partidista por parte de los políticos de un programa de televisión con una audiencia venida a menos.

A los defensores del programa que han organizado una manifestación con el lema SálvameNoSeToca, les diré que sí, que sí se toca, porque así lo ha decidido libremente la cadena y porque la historia de la televisión en España ya ha pasado la página de este formato. Cabe esperar que el programa que le sustituya ofrezca un entretenimiento digno y de calidad, que pueda agradar a los que se han convertido al 'streaming', y no sea un bodrio que termine por hacer bueno a su antecesor.

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