Limón & Vinagre

Cesc Casadesús: del funambulismo discreto, ingrávido y trepidante

Su trayectoria como gestor cultural no se ha limitado a administrar unos presupuestos, sino a construir una filosofía de la cultura popular y de la importancia del arte

Cesc Casadesús, coordinador de la Quinzena Metropolitana, en Barcelona.

Cesc Casadesús, coordinador de la Quinzena Metropolitana, en Barcelona.

Josep Maria Fonalleras

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El día 2 de julio, el señor Nathan Paulin atravesará el paseo de Gràcia. Esto no sería noticia si no fuera por dos detalles. Lo hará desde el cielo, es decir, encaramado en una cuerda, a lo largo de unos cuarenta minutos trepidantes y al mismo tiempo reposados, en el espectáculo 'Les traceurs'. Y su equilibrismo extremo servirá para inaugurar el Festival Grec. Este artista, que ya atravesó, entre otros prodigios aéreos, la distancia entre la Torre Eiffel y el Palais de Chaillot, 670 metros de estable incertidumbre, emitirá un “mensaje sobre la capacidad humana de respetar los entornos en los que vivimos”. El espectáculo, cómo no, lo ha programado Cesc Casadesús, director del Grec. Y creo que no hay mejor manera de resumir y concentrar su experiencia al frente del festival más importante de Barcelona que esta comparación con el funambulismo. Y no solo el Grec, sino también su paso por el Mercat de les Flors, del que fue responsable desde el 2006 hasta el 2016. Por muy diversas razones. La primera, porque su trayectoria como gestor en dos de los pilares de la ciudad en cuanto a las artes escénicas no se ha limitado a administrar unos presupuestos, sino a construir una filosofía de la cultura popular y de la importancia del arte, “que no responde ante los grandes problemas, pero propone preguntas y reflexiones para cambiar nuestra actitud, como generador de ideas “que nos iluminan por ver cómo nos enfrentamos a este mundo tan complicado y cambiante”. Para entendernos, disponer de herramientas para pasar la maroma. La segunda razón es que en todos estos años, casi una veintena, Cesc Casadesús ha hecho de equilibrista. Ha tenido que sacar adelante proyectos ambiciosos a pesar del viento en contra, un viento cambiante, que desestabiliza, y con la voluntad de avanzar en la cuerda floja de las inclemencias: la de la crisis económica, la de las inercias intelectuales, la terrible sacudida de la pandemia. Casadesús lo ha hecho (y lo seguirá haciendo, al menos hasta 2024, cuando cumplirá sesenta años) sin olvidar en ningún momento la coherencia personal y la necesidad de contar con una hoja de ruta precisa, lo que te empuja al objetivo de llegar al otro lado del cable tensado sin perder el equilibrio. 'Les traceurs' son los que trazan, los que dibujan un camino, los que marcan el recorrido de una expedición.

Él lo ha sido. “Me gusta pensar que soy coherente conmigo mismo. Me interesa el alma humana y siempre he intentado abordarla desde perspectivas diferentes: desde la razón, el cuerpo, el análisis sociológico, la psicología, el arte”. Casadesús, nacido en L' Esquirol (un pueblecito de Osona con una larga tradición textil) es psicólogo de formación, pero también bailarín, fue gerente del Instituto de Cultura de Vic y director de comunicación del MACBA y después inició su etapa en el Mercat y el Grec. Es Premio Nacional de Cultura, Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes y Chevalier de l’Ordre des Arts et des Lettres, y ha sido calificado como un artífice de las artes vivas y como el Phileas Fogg de la cultura, en referencia al corpus viajero que ha identificado la programación del Grec en los últimos años, una “vuelta al mundo” que ha servido para articular un discurso, para estructurar una dramaturgia: viajes al Mediterráneo, Asia, Pacífico, América Latina, África, y el regreso a los orígenes, al pasado y al futuro de un festival que “debe servir para estar juntos, para enamorarnos y maravillarnos, un Grec alegre, visual e impactante”.

Aquella coherencia que decía se explica con las imágenes que Casadesús ha utilizado en todo este tiempo para mostrar su manera de ser y entender cómo debe ser una iniciativa cultural. Podría escribirse un decálogo. Quizá por sus orígenes, ha utilizado ampliamente la metáfora textil. “Tejer una prenda de la talla de Barcelona, porque tejer es entrelazar muchos hilos”, unos “lazos que se van anclando en la ciudad”, a partir del epicentro del Teatre Grec y con conexiones continuadas y fértiles con el tejido social y cultural y con las demás “fábricas de creación”. La labor de Casadesús, un hombre de entonaciones discretas, de sagacidades y timideces, de persistencias y sensatez, de ingravideces arriesgadas, se sustenta, como él mismo ha dicho, en una de las imágenes más nítidas de su planteamiento. "Me interesa más la lluvia fina que los fuegos artificiales". El funámbulo que se confunde con el paisaje urbano y se enfrenta a las amenazas inquietantes del vacío.

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