Ágora

Un revulsivo para la confianza

Garantizar el poder de compra de los pensionistas es garantizar la estabilidad económica del país

Manifestación de pensionistas en Madrid.

Manifestación de pensionistas en Madrid. / AGENCIAS

Mercè Perea

Mercè Perea

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En noviembre de 2021 se aprobó la primera reforma en pensiones desde 2013. Una reforma que recuperaba la confianza y la confianza en el sistema de pensiones al garantizar la sostenibilidad social, económica y política. Esto es, pensiones dignas, garantizando el poder adquisitivo y medidas de financiación a corto, medio y largo plazo, tal y como recogían las recomendaciones aprobadas por la Comisión de Evaluación y Seguimiento de las Recomendaciones del Pacto de Toledo.

Es por todos conocido que el principal reto del sistema de pensiones de España es el de la entrada de la generación del ‘baby boom’.

Este reto se tiene que abordar con decisión y valentía. Y así ha sido asumido por el Gobierno con esta nueva reforma aprobada en el Consejo de Ministros. El punto de partida han sido las recomendaciones del Pacto de Toledo, y el diálogo social la ha rubricado.

La reforma, pactada con Bruselas, y que da respuesta al principal reto de los ‘baby boomers’, pone pie en pared frente a la brecha de género en pensiones, frente a la insuficiencia de las pensiones y consolida el principio de solidaridad intergeneracional.

Los ejes que guían esta reforma son la suficiencia, la equidad, la solidaridad y el reforzamiento del sistema.

Por primera vez se plasma en una norma la recomendación 14 del Pacto de Toledo, que define el término de suficiencia, creándose un nuevo marco de revalorización de las pensiones para llegar al objetivo del 60% de la renta mediana con un indicador análogo al que el artículo 10 de la Carta Social Europea marca para el salario mínimo. Una gran noticia para las bajas pensiones.

La equidad y la solidaridad son otros de los vectores de la reforma. Y, especialmente, la solidaridad intergeneracional. Dicho de otro modo: que los jóvenes que hoy trabajan tengan derecho a una pensión digna, suficiente, como la han tenido sus antecesores. El nuevo mecanismo de equidad intergeneracional lo garantiza. Este ejemplo lo clarifica: un joven de 25 años que se jubile en 2062 recibiría casi 20.000 euros más con esta reforma.

Hablar de equidad y solidaridad es hablar también de la lucha contra la brecha de género. La mejora del tratamiento de las lagunas de cotización beneficia principalmente a las mujeres. Pongámosle rostro: con esta reforma, una mujer con 44 años de cotización y dos años interrumpidos como consecuencia de la crisis financiera, verá incrementada su pensión un 6%. Si añadimos el nuevo modelo de cálculo de las lagunas de cotización, su pensión se verá incrementada en un 13%.

Decíamos: suficiencia, equidad, solidaridad y, finalmente, reforzamiento del sistema.

España es pionera con esta reforma al adoptar el fortalecimiento financiero desde los ingresos. Somos referentes en Europa y los países europeos ya han solicitado conocer la reforma en profundidad con el fin de implementarla en sus respectivos estados.

Es innovadora en muchos aspectos, pero el básico es que fortalece el sistema blindando y ampliando las prestaciones, no recortándolas.

Hasta ahora, el recorte era el ‘modus operandi’, basado en una concepción de los sistemas de pensiones como un gasto social y no como una inversión.

Con esta reforma se cambia este paradigma. Me explico: a nadie se le escapa que el consumo es uno de los factores económicos determinantes para la estabilidad económica del país; como también lo es que, según la pirámide demográfica, en 2050 seremos el doble de pensionistas que hoy. De no garantizar el poder adquisitivo de una parte muy importante de la población, el consumo se pondría en peligro y, por ende, el sistema económico. Garantizar el poder de compra de los pensionistas es garantizar la estabilidad económica del país.

Por todo ello, es inaceptable que, frente a un acuerdo que mejora la protección de la ciudadanía, blindado en el diálogo social y avalado por la Unión Europea, se produzcan ataques acérrimos de la derecha de nuestro país y de los intereses financieros que nunca dan la cara. Una actitud mísera que genera desconfianza e inseguridad.

Y es más deleznable todavía cuando resulta que muchos de los que hoy critican fueron los “artistas” que participaron en el informe de 2012 que llevó a la funesta reforma de 2013 del Partido Popular. Una reforma que abocaba a los pensionistas, sin capacidad de buscar otros recursos, a la pérdida del 40% de su pensión en 20 años.

Y es más inaceptable cuando ni siquiera conocen aún el texto de la reforma.

Una deslealtad absoluta al Gobierno, pero, sobre todo, a la ciudadanía española.

Las dos reformas de pensiones del Gobierno de Pedro Sánchez han demostrado ser ambiciosas, un cambio de paradigma, un antes y un después, de gran trascendencia económica, social y política.

Los y las socialistas luchamos por transformar la realidad para mejorar la vida de la gente con políticas para que jóvenes, personas trabajadoras, mujeres y pensionistas tengan mayores oportunidades.

Políticas genuinamente socialdemócratas y acordadas desde el diálogo, el acuerdo y el pacto. Un revulsivo para la confianza en el sistema de pensiones.