APUNTE

La victoria de Xavi

Alba de celebración con la grada tras anotar el primer gol azulgrana

Alba de celebración con la grada tras anotar el primer gol azulgrana / JORDI COTRINA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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El niño en el bautizo. Cualquier futbolista que haya llegado al primer equipo del Barça está acostumbrado a ser el protagonista en su entorno. El triunfador. No es fácil gestionar esa desproporcionada autoestima cuando de pronto descubres que, por el bien del grupo, esta vez te toca ser actor secundario. Y eso ha hecho Jordi Alba. Si no puede ser el niño —le toca serlo a Balde—, tampoco quiere ser el muerto en el entierro. Un ejemplo para el resto.

En el fútbol actual, resulta difícil resistir con solo un once. Lo hizo, contra todo pronóstico e incluso por momentos de manera algo esotérica, el Madrid de Ancelotti la temporada pasada. Pero lo habitual es que durante el año haya lesiones de jugadores fundamentales, y la clave para que el proyecto tire adelante es que los secundarios den un paso adelante y pasen a elevar el nivel global. No pasó en la Champions y por eso el Barça ya está fuera, pero sí ha ocurrido en los últimos partidos.

De cosecha en cosecha

Este enero ha servido para que Xavi concretara su once de gala. Un equipo con los cuatro centrocampistas, con Koundé ejerciendo de lateral derecho, con Balde remontando toda la banda izquierda, con Araujo y Christensen barriendo todo lo que se mueva por delante de Ter Stegen, con Dembelé desequilibrando y con Lewandowski de ariete.

Esa fue la cosecha de enero, la de febrero, de momento, ha sido la de aprender que cuando Balde se resfríe, Alba va a estar presente para incluso ser más protagonista. Que cuando Dembelé caiga, Raphinha va a aparecer, quizás con menos uno contra uno, pero con la misma aportación en asistencias y goles, sino superior. Y en el centro del campo, aunque aún seamos escépticos, Kessié está dispuesto a contradecirnos incluso con pases de gol impropios para el perfil que le presuponemos.

Ante el Sevilla, Xavi se llevó a casa algo mucho mayor que los tres puntos que le dejan ocho por encima del Madrid: la certeza de que, además de equipo, tiene plantilla. El triunfo de los secundarios será la victoria de Xavi.

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