Podemos y el reproche convertido en bumerán
Sobre las declaraciones de la ‘número dos’ del Ministerio de Igualdad
Olga Merino
Periodista y escritora
Escritora y periodista. Master of Arts (Latin American Studies) por la University College of London (Beca La Caixa/British Council). Fue corresponsal de EL PERIÓDICO en Moscú en los años 90. Profesora en la Escola d'Escriptura de l'Ateneu Barcelonès. Su última novela: 'La forastera' (Alfaguara, 2020).
Fulano se siente a gusto en una sobremesa y suelta una extravagancia por esa boquita. Mengana contribuye a coserle un traje a medida al ausente, quien probablemente le estará dando cera a alguien más en otra reunión. Zutano se suelta el pelo de la corrección política en una cena de amigos. Pero otro gallo canta cuando lo que se dice o hace rebasa el ámbito de lo estrictamente privado para trascender hasta la esfera pública, y más cuando se ocupa un cargo de responsabilidad. Me refiero al tono y la frivolidad con que la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez, comentó el lunes la rebaja de penas tras la aprobación de la ley de libertad sexual. Fue durante la grabación de un pódcast de Podemos sobre feminismo.
—… Está pasando, con los violadores a la calle, que es lo que nos echa en cara ahora la extrema derecha. De los creadores de las personas van a ir al Registro Civil a cambiarse de sexo todas las mañanas, llega los violadores a la calle... —dijo con sorna la ‘número dos’ del ministerio de Igualdad, como si estuviera comentando una producción nueva de Netflix.
—Cientos, miles —la secundó una contertulia entre risas.
―Oleadas —remachó Ángela Rodríguez, más conocida como ‘Pam’.
Lo siento, pero no. Con las cosas de comer no se juega. Ha hecho bien pidiendo perdón, aunque insiste en que sus declaraciones se han desvirtuado.
Acoso a Podemos
Bien es cierto que, en cuanto se aborda la cuestión de la igualdad, las calderas de Pedro Botero entran en ebullición inmediata con un chisporroteo de aceite hirviendo que regocija a la derecha más recalcitrante. También resultan innegables tanto el papel de Unidas Podemos en la defensa de los derechos y libertades, como el hostigamiento intolerable que han sufrido algunos miembros de la formación morada. Sin embargo, cuando se comete un error flagrante es de recibo rectificar en lugar de encastillarse. Y Podemos parece empecinado en que cuanto les ocurre es siempre culpa de los demás.
Antes de las disculpas, la secretaria de Estado prefirió escudarse en uno de esos reproches que al final se convierten en bumerán: «Lamentablemente, las feministas estamos acostumbradas a que mucho de nuestro trabajo queda reducido a bulos, noticias falsas y manipulaciones». Tras la aprobación de la ley del ‘solo sí es sí’, se han producido al menos 20 excarcelaciones y 140 rebajas de penas por abuso y agresión sexual. No es una tergiversación. La ley se hizo mal, y no solo por descuido de Podemos.
La violencia machista sigue enquistada en la sociedad, también entre las generaciones más jóvenes. No hay más que leer los wasaps de la ‘manada’ de Castelldefels (a la chica «le fallan los dientes», pero es «follable»; «le haremos doble penetración. Mola»). Con tanta lucha por delante, no pueden cometerse errores de bulto.
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