Artículo de Jordi Alberich

¿Qué Black Friday?

Deberíamos pensar el posible sinsentido de insertar tan cerca de navidades esta singular imitación de un invento que ha venido de Filadelfia

Black Friday 2022: los españoles bajan su presupuesto un 6% y priorizan la compra de productos necesarios

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Jordi Alberich

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La cercanía del Black Friday ha reanimado el inacabable debate entre partidarios y detractores de esta tradición importada de Estados Unidos. Una réplica imperfecta pues, en el caso de los norteamericanos, va vinculada al Día de Acción de Gracias, una celebración inexistente para nosotros y a la que ellos conceden una enorme relevancia. En nuestro caso, este día de descuentos masivos constituye una combinación de las compras de Navidad y Reyes con las rebajas de enero. Asimismo, lo que, en sus primeros años, se concentraba en un solo viernes, va camino de transformarse en una semana de rebajas, en lo que ya se conoce como Black Days.

Inmersos en este Black Friday a la española, hay comerciantes que le dan la bienvenida, al percibirlo como un estímulo que compensa sus posibles efectos adversos, frente a quienes consideran que estas rebajas prematuras castigan innecesariamente las compras de Navidad, tan fundamentales para equilibrar las cuentas del año. Asimismo, los críticos señalan que esta multiplicación de las ofertas favorece, aún más, las compras 'online', en detrimento del comercio tradicional. 

Ante esta disyuntiva, lo más sensato sería adecuar el invento estadounidense a nuestro contexto, lo que permitiría satisfacer bastante a unos y otros. Así, en vez de distorsionar una dinámica consolidada y cargada de sentido, compras en diciembre y rebajas en enero, ese estímulo puntual para lanzarse a consumir podría trasladarse a una época de baja actividad comercial, como podrían ser los meses de primavera.

En cualquier caso, este año, temerosos como andamos de que el comercio empiece a resentirse de esta crisis tan largamente anunciada, el Black Friday será muy bienvenido para hacer caja y no perder el ánimo. Pero, en su momento, deberíamos pensar el posible sinsentido de insertar tan cerca de navidades esta singular imitación de un invento que ha venido de Filadelfia. Somos muchos los que aspiramos a ciudades algo distintas de la capital de Pensilvania.

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