Barcelona, unos ganan otros pierden
No me cabe duda que la iniciativa municipal de pacificar las calles lleva buenas intenciones, sin embargo solo parecen tener soluciones para unos y no para los otros
Carles Sans
Actor
Circulo en moto. Me supone un modo de transporte liberador; me transporta con rapidez y facilidad en la mitad de tiempo que lo hace un coche o un transporte público, a excepción del metro. Con ella puedo salir a cualquier cita diez minutos antes de donde me encuentre.
Barcelona había sido siempre una ciudad fácil para circular, si bien es cierto que las entradas y salidas, tanto por el sector norte como por el sur, han tenido desde siempre sus horas conflictivas. En Barcelona, salvo puntos concretos, se circulaba bien. Cuando se la comparaba con el tráfico de Madrid, Barcelona se llevaba la palma en cuestión de movilidad. Madrid siempre había sido la capital en la que circular era una pesadilla: aglomeraciones en las horas punta, colapsos viarios y una peligrosa inadaptación al vehículo de dos ruedas. Yo siempre me congratulaba de esta diferencia a favor de Barcelona.
Pero los tiempos han cambiado y ahora Barcelona, de manos de su consistorio, se esfuerza en lo que se llama la pacificación de sus calles. Un plan que consiste en ir ahogando el vehículo privado para favorecer el transporte público, las bicicletas, patinetes y demás velocípedos, que sustituyen a la moto o al coche. Con ello se persigue una menor emisión de gases contaminantes y una arborización del espacio público. Si uno mira en la web municipal, las recreaciones hechas por ordenador de todas las 'superilles' y demás intervenciones municipales, desea que llegue el momento de la inauguración porque nos muestran unos espacios llenos de vegetación, en los que la gente feliz pasea y se sienta a la sombra de las jacarandas. Resulta muy apetecible ver cómo lo van a disfrutar quienes les apetezca pasear por la zona, pero se sabe muy poco de lo que va a ser de aquellos que querrán seguir circulando, por ejemplo en moto. A los que quieran hacerlo en coche, olvídense de las prisas y recurran a la paciencia, porque los embotellamientos serán constantes y muy mal vistos por la autoridad pertinente.
No me cabe duda que la iniciativa municipal lleva buenas intenciones, sin embargo solo parecen tener soluciones para unos y no para los otros. En cualquier cambio siempre hay quien gana y quien pierde. Por cierto, para quienes van diciendo que Madrid nos supera actualmente en muchas cosas, alégrense, le hemos igualado en movilidad, que no es poco.
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