Vocablo estrella

El Vivales quiere desplegar la DUI naíf

Dejaron la declaración de independencia tan arrugada y doblada que ahora requiere ayuda para desplegarla

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la manifestación para conmemorar el 5º Aniversario del referéndum ilegal de autodeterminación, 1-O, en el Arco del Triunfo, a 1 de octubre de 2022, en Barcelona, Cataluña (España). Este referén

El expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, durante la manifestación para conmemorar el 5º Aniversario del referéndum ilegal de autodeterminación, 1-O, en el Arco del Triunfo, a 1 de octubre de 2022, en Barcelona, Cataluña (España). Este referén / Lorena Sopêna - Europa Press

Albert Soler

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Hubo un tiempo en que la palabra de moda entre el lacismo era 'implementar'. Querían implementarlo todo, Catalunya sería implementada o no sería, pero en especial querían implementar su republiqueta. Como el éxito que tuvieron a la vista está, se agarran ahora a otra palabra, a ver si hay más suerte: desplegar. El nuevo vocablo lo lanzó al estrellato este jueves el Vivales, primer marqués de Waterloo y el único tipo del mundo que de querer presidir una republiqueta ha acabado de ‘youtuber’ y tuitero. De alguna manera tenía que aplacar su megalomanía, ahora que ni siquiera TV-3 le toma suficientemente en serio para otorgarle los minutos que él creer merecer, es decir, todos. “Hay que desplegar la DUI”, soltó el Vivales desde Waterloo, y no dejaba de sonar extraño en alguien que con sus capacidades tendría serias dificultades para desplegar una simple silla de cámping, pobrecito.

Imagino que su aparición solemne, posando delante de la Casa de la Republiqueta que con tanta generosidad le costeamos, fue con motivo de conmemorar el quinto aniversario de su vergonzosa huida, escondido en la parte trasera de un vehículo, así se forjan los héroes. Tal vez en aquel entonces llevaba en el bolsillo la declaración de independencia que había leído poco antes, y las muchas horas viajando apretujado, escondiéndose de quién sabe qué, la dejaron tan arrugada y doblada que ahora requiere ayuda para desplegarla. No será fácil, lo más probable es que el papelito quedara chorreando del sudor y otros efluvios corporales que, a causa del miedo, rezumaba nuestro valiente fugitivo. O sea que antes de desplegarlo habrá que despegarlo, debe de estar tan hecho asco como el resultado que comportó.

Cuando ya casi nadie recuerda la DUI ni a quienes la impulsaron, nos sale el Vivales con que la despleguemos. En Madrid están los catalanes negociando Presupuestos españoles, en Barcelona están los de JuntsxDesplegar -o como se llamen hoy- fuera del Governet y peleándose entre ellos, en Ucrania hay una guerra, la crisis galopante nos afecta a todos, el Barça cae eliminado de la Champions, y suena la voz de un chiflado, allá a lo lejos, diciendo no sé qué de desplegar una DUI.

No haberlo plegado con tanto ahínco. Si a los cinco años ya necesita ayuda para desplegar un simple documento, cuando se cumplan 10 la requerirá para recomponerlo, y a los 15, para restaurarlo. A los 20 ya nada, ya nadie le va a recordar, ni a él ni a su presunta DUI.

En ‘La versión de Barney’, divertidísima novela cuya acción transcurre en los días previos al referéndum del Quebec -ese que es el nuevo modelo para Catalunya-, el protagonista deja para la posteridad una frase que podrían aplicarse el Vivales y quienes lo acompañaron hace cinco años en su viaje a la miseria más absoluta: la declaración de soberanía fue prematura y más inspirada en las felicitaciones Hallmarks -las que venden en serie a las papelerías y dicen «felicidades al mejor padre del mundo»- que no en Thomas Jefferson. Así de naíf e inocente fue también nuestra DUI. Si el Vivales consigue al fin desplegarla y está todavía legible, tal vez vea que pone solamente «Soy raro y me gusta». Y claro, así no hay republiqueta que se implemente.

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