Opinión |
Artículo de Carles Sans

Bondad y maldad a la vez

¿Con qué mundo nos quedamos? ¿El de Hobbes, que decía que el ser humano es malo por naturaleza o el de Rousseau, que defiende la bondad natural del hombre? He aquí el dilema

Rusia vuelve a atacar Kiev por primera vez en meses

Rusia vuelve a atacar Kiev por primera vez en meses. /

Carles Sans

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Alphonse Karr fue un novelista francés de finales del XIX que, acerca de la humanidad, dijo que “el hombre todo lo perfecciona en torno suyo; lo que no acierta es a perfeccionarse a sí mismo”. Esta frase me ha venido a la memoria después de repasar la prensa y asombrarme cómo el ser humano puede, en un solo día, cometer hechos maravillosos y atrocidades inimaginables. Un bebé recibe el primer trasplante de intestino del mundo tras la donación de una persona fallecida. ¿Puede contener un titular más dosis de bondad, más sentido de civilización y más humanidad que este? Un recién nacido es atendido por médicos cuyo afán por salvar vidas les ha llevado hasta el punto de conseguir trasplantar un órgano de alguien cuya generosidad ha ido más allá de su existencia, donando sus intestinos para salvar otra vida. ¿Hay un acto más altruista y espléndido que salvar la vida de un bebé, de alguien que le queda tanto por delante y que hoy en día desconocemos qué le depara el futuro? Nadie sabe si a esa personita que hoy la humanidad le ha alargado la vida llegará a ser un sabio, alguien solidario y buena persona, o por el contrario llegue a ser alguien malvado que en un futuro cometa actos terribles.

Un par de páginas más allá leo que en este año en curso se contabilizan en el mundo más de veinticinco guerras. Caos y destrucción protagonizados por seres prodigiosos capaces de lo mejor, como por ejemplo desviar desde Florida un asteroide que nos viene de frente, o de lo peor, como el caso de Tailandia, donde un individuo asesina a tiros a 38 personas, la mayoría niños de una guardería. ¿Cómo la humanidad puede contener bondad y maldad a la vez? ¿Qué misterio es ese por el cual alguien en un lugar cualquiera del planeta es capaz de arriesgar su vida, movido por la pasión y el deber de ayudar a los demás, mientras otro, por el contrario, en otro punto, movido por la misma pasión, es capaz de segar vidas e inmolarse como lo hacen los terroristas suicidas? ¿Con qué mundo nos quedamos? ¿El de Hobbes, que decía que el ser humano es malo por naturaleza o el de Rousseau, que defiende la bondad natural del hombre? He aquí el dilema.

Suscríbete para seguir leyendo