Ágora

¿La niña quiere ser ingeniera?

Conscientemente o inconscientemente es posible dejarse influir por patrones predeterminados que identifican a la mujer con profesiones dedicadas al cuidado de los otros

Dos estudiantes de la UPC trabajan en la instalación de los paneles solares del pequeño prototipo.

Dos estudiantes de la UPC trabajan en la instalación de los paneles solares del pequeño prototipo.

Imma Martínez Teixidor y Xavier Ayneto Gubert

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Hace aproximadamente 45 años, en un pueblecito pequeño, una chica planteó a sus padres que había escogido estudios universitarios y les dijo que quería estudiar ingeniería. La reacción fue de sorpresa y su padre le preguntó: “pero, ¿cómo te lo harás para que los hombres te hagan caso?”. A lo largo de los años esta chica pudo demostrar a su padre que los requisitos para hacer estudios de ingeniería están relacionados con el gusto por aprender, con disfrutar asignaturas como Física o Matemáticas y con cierta capacidad de ingenio, y que estas características no son patrimonio del mundo masculino.

La decisión respecto a los estudios universitarios que cursará un determinado joven, constituye un momento difícil, no solo para él, sino también para los padres y los tutores implicados en este proceso. Este proceso es independiente del sexo de los alumnos, pero, en el caso de las mujeres hay una serie de condicionantes que pueden marcar la decisión de estudiar o no una carrera técnica. Conscientemente o inconscientemente es posible dejarse influir por patrones predeterminados que identifican a la mujer con profesiones dedicadas al cuidado de los otros. 

Las jóvenes en edad de escoger estudios universitarios se identifican con varios modelos de comportamiento femenino: por un lado, los que les son más próximos (madres, amigas) y, por otro, los que se presentan constantemente en los medios de comunicación. Habitualmente, en ambos casos, el modelo representado está alejado de una joven ingeniera.

Para revertir esta situación se tendría que incidir, en lo posible, en el cambio de los modelos femeninos actuales. Por eso es muy valiosa la colaboración de los medios de comunicación, los cuales pueden transmitir imágenes de mujeres que desarrollan su trabajo en el campo tecnológico, incluso mostrando como protagonistas de alguna serie televisiva a chicas ingenieras. Por otro lado, habría que destacar la vertiente social de la ingeniería, pues cuando un ingeniero o ingeniera inventa, lo que hace es mejorar e innovar en el sentido de hacer una vida mejor a las personas que les rodean.

En varios estudios se ha puesto de manifiesto que, así como entre los chicos estudiantes de ingeniería están representadas todas las clases sociales y culturales, se observa que entre las chicas ingenieras predominan las de clase social y cultural más alta. Sería necesario planificar una campaña específica dirigida a familias de nivel sociocultural menos elevado, haciéndolas conocedoras de los estudios científicos y tecnológicos y actuando desde la educación primaria. Trabajando de manera coordinada, las administraciones y las instituciones educativas de todos los niveles estarían fomentando la igualdad de oportunidades y se contribuiría a garantizar más libertad entre las chicas y mujeres, puesto que la libertad va ligada a la capacidad de escoger y es mucho más fácil poder elegir si se dispone de independencia económica. Con todas estas medidas se facilita que nadie más se pregunte: pero, ¿ la niña quiere ser ingeniera?

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