Alimentación y medioambiente

Sostenibilidad para hacer un chuletón imbatible

Si priorizamos la producción extensiva, favorecemos un cambio de modelo económico con menor pérdida y desperdicio alimentario

Carne roja

Carne roja / David Castro

Bram-Kees Trouwborst

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"A mí, donde me pongan un chuletón al punto, eso es imbatible", dijo Pedro Sánchez como reacción al tuit del ministro de Consumo, Alberto Garzón. Nuestro medioambiente y la ecología se han convertido en un tema de preocupación para muchos y resulta imperativo abordar el problema seriamente.

La industria cárnica representa el 23% del volumen de negocio del sector agroalimentario del Estado y sitúa a España en cuarto lugar en la UE, con más de 1,4 millones de toneladas anuales, solo por detrás de Alemania, Italia y Francia. Curiosamente, según el último informe Prodeca, en Catalunya el 60% de las ventas del sector agroalimentario van al extranjero. No estamos dando una respuesta directa a las necesidades alimentarias de la población, sino a la demanda de un mercado globalizado.

El asunto es complejo. Todos queremos comer bien y de un modo saludable, preservar el medio ambiente, pero también lograr rentabilidades económicas importantes. ¿Es posible? No necesariamente tenemos que elegir entre dos extremos polarizados.

Desafío

Partimos de un modelo de ganadería intensiva y tenemos que potenciar de nuevo la extensiva y fomentar los modelos híbridos, entendiendo que las macrogranjas no son sostenibles y regulando la ganadería intensiva con procesos de calidad.

La ganadería extensiva aprovecha los recursos del territorio con las especies adecuadas, protege el paisaje y regula los ciclos del agua y el suelo. También sirve como modelo para evitar la despoblación rural y corrige el modelo de macrogranjas concentradas, en un país con amplios espacios naturales abandonados.

Buenas prácticas colaborativas

Hay varios ejemplos de buenas prácticas: La fundación Entretantos genera un producto con mínimo uso de antibióticos, al evitar el hacinamiento animal, minimizando el riesgo de resistencia antibiótica humana y la zoonosis. Son producciones pequeñas y familiares que protegen el mundo rural y su actividad económica. La ganadería extensiva se nutre de pastos naturales, que no consumimos, mientras que la intensiva dedica el 70% del cultivo de cereal a fabricar alimento para ganado (FAO).

En Catalunya, se ha creado la Escuela de Pastores, que defiende proyectos con una visión agroecológica, en un modelo de economía colaborativa. Ramats de Foc promueve que los rebaños limpien el sotobosque para la prevención de incendios, ofreciendo pasto a quien no disponga de tierras. Otro ejemplo sería el uso de ovejas en los viñedos previo a la vendimia para limpiar las hojas de la vid, lo que facilita la recolecta y fertiliza los campos.

Partes implicadas

Es importante tener objetivos comunes, desde la Administración al sector privado, y con incentivos para el consumidor, no solo económicos sino éticos y nutricionales. La priorización de un pacto sostenible de Política Agraria Común (PAC) y las propuestas de reforestaciones en tierras de pastoreo son formas de proteger a nuestros productores, la salud pública y el ecosistema. También hay que dar acceso a recursos económicos y conocimiento.

No solo es responsabilidad de la Administración, las empresas deben elaborar estrategias de comunicación que permitan transmitir el valor añadido de su producción más sostenible y generar complicidades. Un ejemplo son las plataformas digitales como Deyerba, que conecta clientes con pequeños ganaderos.

Por último, hay que hacer que el cliente sea consciente de la necesidad de una alimentación sostenible.

Futuro

¿Es posible comer bien y de un modo saludable, preservando el medio ambiente y logrando rentabilidad? Si priorizamos la producción extensiva, favorecemos un cambio de modelo económico con menor pérdida y desperdicio alimentario, impacto positivo en los cultivos, gestión del agua, canales cortos de comercialización y reducción de los gases de efecto invernadero.

Comer un chuletón menos ayuda, pero no solucionará los desafíos del planeta. Invertir en alternativas e innovar en el sector será fundamental para lograr un modelo de alimentación sostenible a largo plazo.