Opinión | Ágora
'Consellera' de la Presidència y portavoz del Govern

Meritxell Budó
Meritxell Budó'Consellera' de la Presidència y portavoz del Govern
Meritxell Budó
Los medios de comunicación: agentes contra la violencia machista
Sin su implicación, sensibilización y compromiso, sin duda, no habríamos avanzado en la misma medida

Protesta contra la violencia machista en la plaza de Sant Jaume de Barcelona, el pasado noviembre
En el camino recorrido como sociedad hacia la identificación y la lucha contra las violencias machistas, los medios de comunicación han sido compañeros de viaje imprescindibles: sin su implicación y sensibilización y, sobre todo, compromiso, sin duda, no habríamos avanzado en la misma medida.
Tanto por su función informativa de las agresiones y feminicidios, como por el hecho de dar a conocer las medidas que se han impulsado desde las administraciones para hacer un abordaje de prevención, sensibilización, detección, atención y recuperación de las víctimas y sus hijos e hijas, los medios de comunicación se han convertido en poderosos agentes contra la violencia machista.
Desgraciadamente, nos queda un largo camino para recorrer. Debemos tener presente que la violencia machista es un problema estructural que ha sido identificado y bautizado hace relativamente poco tiempo. Hasta hace unos 30 años no había habido una mirada social e institucional. Y no fue hasta la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre las Mujeres, celebrada en 1995, que, desde un punto de vista global, que se puso el foco sobre los medios de comunicación en cuanto que agentes con una importancia capital para llegar a la igualdad efectiva.
En nuestro país, sin embargo, desde la década de los 90 hasta ahora, la sociedad catalana ha estado capaz de articular leyes específicas como la de los Derechos de las mujeres para erradicar las violencias machistas o la Ley de igualdad efectiva de mujeres y hombres. Y en los redactados siempre se han tenido en cuenta los medios de comunicación como agentes indispensables para crear los imaginarios necesarios que nos tienen que permitir avanzar en la igualdad y en el combate contra las violencias machistas.
Ahora que hay más visibilización de esta vulneración de los derechos humanos porque la sociedad escucha a las mujeres que sufren violencias machistas es cuando podemos hablar de una mayor conciencia social y denuncia colectiva, impulsada por los colectivos feministas que han apoyado a las mujeres y han liderado esta denuncia social, sumada a un claro compromiso político para la erradicación de las violencias machistas en nuestro país.
Y los medios de comunicación que se han hecho eco han estado clave en esta visibilización y, sobre todo, capitales para evidenciar que la causa de los feminicidios radica en el machismo.
Las violencias machistas afectan a todas las mujeres independientmente de su origen, clase social, profesión o nivel de formación, razón por la cual es contraproducente sesgar la incidencia de los casos de violencia machista hacia grupos sociales concretos, orígenes culturales y circunstancias determinadas, puesto que se trata de un fenómeno universal y estructural.
Además del imprescindible tratamiento respetuoso y la reivindicación de los derechos y las vidas de las mujeres, es del todo necesario que los medios de comunicación muestren inexorablemente el rechazo social e institucional a cualquier tipo de violencia. Es en este punto donde tenemos que alentar los medios para no solo mantener sino acrecentar su complicidad: necesitamos que continúen interviniendo activamente en la toma de conciencia de la violencia machista.
Nos hace falta esta complicidad para analizar, y no solo mostrar, la violencia invisible contra las mujeres, como la valoración policial que se hace del riesgo que corre la denunciante. Nos hace falta esta complicidad para aplicar rutinas periodísticas de seguimiento e investigación de los casos, de la responsabilidad del sistema judicial y de los procesos por los cuales pasa una mujer cuando denuncia una violencia machista. Nos hace falta esta complicidad para evitar los tratamientos mediáticos sensacionalistas, porque hay que respetar el derecho a la intimidad y la dignidad de las personas agredidas y de su entorno. Y nos hace falta esta complicidad para visibilizar el patrón estructural y patriarcal de las violencias y la responsabilidad del autor del crimen.
Es, así pues, con la complicidad y, sobre todo, el compromiso de los medios de comunicación que podremos avanzar, sin frenos ,en nuestra lucha por la igualdad efectiva y contra las violencias machistas, porque esta es una lucha de todo el mundo, sin excepciones. Como dijo la escritora afroamericana Alice Walker, “la forma más habitual de renunciar al poder es pensar que no lo tenemos”. Hagámoslo posible.
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