Conflicto lingüístico

La lengua de la rabia

Con su controvertido tuit, Aurora Madaula se ha erigido en heredera de otros personajes ilustres que habían denostado anteriormente el uso parlamentario de la lengua de Cervantes

Aurora Madaula, en 2019.

Aurora Madaula, en 2019. / David Zorrakino - Europa Press

Albert Branchadell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La defenestración exprés de Jaume Alonso-Cuevillas como secretario segundo del Parlamento ha tapado mediáticamente otro incidente parlamentario de estos últimos días que no por menos visible infunde menor preocupación. Después de los fallidos plenos de investidura, a Aurora Madaula, la sucesora' in pectore' de Alonso-Cuevillas en la Mesa, se le ocurrió tuitear que le daba "rabia y vergüenza" que Salvador Illa hubiese utilizado el castellano en los debates. Todo porque el jefe de filas del PSC recurrió a esta lengua en 2 de los 44 párrafos de su intervención del día 26 de marzo y en otros 2 de los 22 párrafos de su alocución de cuatro días después.

Acaso sin saberlo, con su controvertido tuit la diputada de JxCat se erigió en heredera de otros personajes ilustres que habían denostado anteriormente el uso parlamentario de la lengua de Cervantes.

En los años 80, el diputado Marçal Casanovas, de Esquerra Republicana de Catalunya, alcanzó notoriedad por su costumbre de abandonar el hemiciclo cada vez que un diputado intervenía en castellano. En una entrevista publicada en 2009 Casanovas recordó su "indignación" por el hecho de que el portavoz socialista Eduardo Martín Toval (entre otros) hablase "medio en catalán medio en castellano". Uno de los episodios más célebres se produjo en los años 90 (el 30 de octubre de 1996, para ser exactos), cuando diputados de Convergència i Unió, ERC y el grupo mixto (del antiguo Partit per la Independència) optaron por ausentarse tan pronto como Julio Ariza, diputado del PP, empezó su intervención en castellano. El entonces líder del PI, Àngel Colom, que no estaba en la sala cuando Ariza inició su intervención, explicó que no quiso regresar a su escaño hasta que Ariza hubiese terminado. ¿Su argumento? No quería tener que escuchar a alguien que hablaba en castellano. La década siguiente también deparó algún episodio reseñable. En 2009, por ejemplo, el entonces director de la Agencia Catalana de Cooperación, David Minoves, forzó la contratación de un servicio de interpretación para no tener que dirigirse en castellano a unos atónitos representantes nicaragüenses que visitaban el Parlamento.

El verdadero problema no es lo que tuitee la diputada de JxCat, sino lo que lleva en su programa el partido que aspira a ocupar la presidencia de la Generalitat 

En los últimos lustros esta actitud refractaria hacia el castellano parecía haber llegado a su fin. Un hito histórico se produjo el 4 de mayo de 2016. Aquel día, el diputado Eduardo Reyes, de Junts pel Sí, se convirtió en el primer diputado independentista que se dirigía en castellano al Pleno del Parlamento, sin que ningún correligionario manifestara indignación, vergüenza ni rabia, antes al contrario: que el independentismo utilizara el castellano era celebrado como un signo del carácter inclusivo del movimiento.

El paso atrás de Madaula podría ser una anécdota, pero aun así no deja de ser curioso que se defenestre a una persona por recomendar inteligencia en la confrontación con el Estado y se encumbre a otra que siente "rabia" por el hecho de que un diputado haga uso del derecho a utilizar las dos lenguas oficiales que consagra el Estatuto de Autonomía. A menos, claro, que el plan sea devaluar el Estatuto como se está devaluando la Generalitat, bajo la consideración, como decía Torra, de que la autonomía es un obstáculo para la independencia.

En este sentido, el verdadero problema no es lo que tuitee Madaula, sino lo que lleva en su programa el partido que aspira a ocupar la presidencia de la Generalitat. Desde las páginas de este mismo diario, Oriol Junqueras proclamó en 2012 que el castellano también sería oficial en la República catalana. En el programa de ERC para las elecciones del 14-F no hay rastro de esa promesa. Copiando la jacobina expresión de la Constitución francesa, ahora dice Esquerra que el catalán y el occitano (además de la Lengua de Signos Catalana) serán "las lenguas de la República". En un prolijo programa electoral de 187 páginas, que en lo lingüístico aboga por "un análisis realista de la realidad", la palabra "castellano" aparece solo dos veces. A este paso acabaremos añorando a Josep-Lluís Carod-Rovira, que el 17 de enero de 2007 tuvo la valentía de proclamar en pleno Parlamento que el castellano es un "elemento estructural" de la sociedad catalana y como tal debe ser asumido por todos.

Suscríbete para seguir leyendo