Paralelismos

Cosas que pasan en un dormitorio

La relación del rey emérito y Corinna Larsen tiene su reflejo en el Liceu, en una ópera

Imagen del estreno de ‘Lessons in love and violence’ en el Liceu

Imagen del estreno de ‘Lessons in love and violence’ en el Liceu / A BOFILL

Rosa Massagué

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Se levanta el telón y se ve a un rey y a su amante de ambición desmesurada por el poder y la riqueza. Se desvisten y visten al mismo tiempo para que no haya duda del carácter de su relación. La escena transcurre en una lujosa habitación contemporánea decorada con un gran acuario con peces de colores y cuadros de Francis Bacon. En la estancia presidida por una cama también están la reina, más bien fuera de lugar, y los hijos de ambos, testigos de un romance que, de tan arrebatado, lleva al rey no solo a olvidar sus responsabilidades políticas. También a vaciar las arcas del reino para satisfacer los deseos siempre insaciables de un amor que domina absolutamente su vida.

No, no es una obra de teatro sobre el rey emérito y su amante Corinna Larsen, pero podría serlo. Tampoco es una nueva adaptación de ‘El príncipe y la corista’. Es la ópera ‘Lessons in love and violence’, del compositor británico George Benjamin, estrenada en 2018 en la Royal Opera House de Londres y que ahora ha llegado al Liceu.

La historia que cuenta la ópera está basada en una obra del dramaturgo isabelino Cristopher Marlowe sobre el rey Eduardo II de Inglaterra. El autor, coetáneo de William Shakespeare, explicaba la historia de aquel monarca que reinó entre 1307 y 1327. Fueron solo 20 años, pero resultaron desastrosos porque la pasión amorosa desbocada que sentía Eduardo por su favorito Piers Gaveston puso al país al borde de una revuelta de los hambrientos, revuelta que la nobleza, temerosa de perder su posición, evitó eliminando a Gaveston y encarcelando, y posiblemente también asesinando, al rey.

A diferencia de en la época de Eduardo II, en una democracia la inviolabilidad no puede cubrir conductas privadas que puedan ser delito

Lo que es importante de aquella relación ya sea en la historia inglesa, en el drama renacentista de Marlowe o en la ópera contemporánea de Benjamin no es la relación homosexual per se que se establece entre el rey y su favorito. No es una cuestión de género o de sexo. Lo importante y lo que tiene graves consecuencias es la intensidad de su pasión amorosa por el cortesano que le lleva a desinteresarse por completo de sus obligaciones reales quebrantando su condición regia y el orden social.  

La ópera plantea cuáles son los límites del amor (también los de la violencia y si esta es necesaria para lograr objetivos políticos). Y la conclusión es que el conflicto individual tiene efectos políticos. En palabras del compositor, “lo que pasa en un dormitorio puede tener consecuencias terribles”. En el siglo XIV de Eduardo II, o en el XVI de Marlowe, las derivaciones que podían tener aquellas conductas sobre sus protagonistas eran la muerte violenta. En sus víctimas, la miseria, el sometimiento y también la muerte feroz.

En este siglo XXI y en un Estado de derecho, la justicia sustituye a las dagas y venenos del pasado. Nadie, ni un rey, está por encima de las leyes. En una democracia parlamentaria la inviolabilidad no puede cubrir conductas privadas que puedan ser constitutivas de delito. Hay investigaciones en marcha en España y en Suiza sobre el rey emérito. Sus regularizaciones fiscales revelan la admisión, a regañadientes, de una conducta impropia. Y en cuanto a los efectos del comportamiento del exjefe del Estado, está el daño causado a la propia institución y a una democracia en crisis.

Quien considere que la ópera es cosa del pasado, un vejestorio apto para nostálgicos, ‘Lessons in love and violence’ demuestra que el género no solo está vivo. Puede ser de rigurosa actualidad y capaz de plantear grandes cuestiones que, mirando al pasado, devuelven la imagen de nuestro presente. Y aliñado además con una excelente música, mejores intérpretes y gran puesta en escena.