Análisis

Cuando el pasado del Barça es un peso muerto

Los electores, además de decepcionados, parecen ir bastante a ciegas en unas elecciones que parecen diseñadas por el mismísimo Florentino

Josep Maria Bartomeu y Florentino Pérez, el sábado en el Camp Nou.

Josep Maria Bartomeu y Florentino Pérez, el sábado en el Camp Nou. / periodico

Antonio Bigatá

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Tras conocerse de forma documentada que la deuda del Barça puede considerarse que es de 1.173 millones de euros empieza a quedar claro, ya con un poco de perspectiva, que lo de Josep Maria Bartomeu no fue una salida sino algo muy parecido a una huida. Asimismo, aunque se entiendan mejor sus últimas decisiones deportivas (influidas sin duda por el pánico a lo que dejaba detrás suyo) es imposible no considerarlas dramáticamente equivocadas. Por eso es muy posible que las próximas elecciones proporcionen más bien parches que soluciones a los sofisticados problemas que aprisionan a la entidad.

Analicemos. Bartomeu contrató a Koeman para que efectuase una regeneración de la plantilla, pero no había ni un duro para financiar una operación de ese tipo. Conocedor de la deuda, apostó por liberar al club de varios de los salarios más altos de los futbolistas, pero el desespero por no saber o no poder vender a unos precios más o menos razonables le hizo caer en errores tremendos. En realidad siguió la estrategia de las empresas dirigidas por pobres de espíritu que cuando llegan los problemas consideran beneficio a ahorrar sueldos sacándose de encima a los trabajadores, buenos y malos, sin reparar en que sin buenos trabajadores las empresas casi siempre quedan condenadas a muerte a medio plazo. 

Detallaré algunos malos pasos. Yo mismo estaba de acuerdo en que sentimentalismos aparte para una verdadera regeneración de la plantilla tal vez se tenía que prescindir de Messi −y eso debía apoyarlo Koeman− o intentar aprovechar su último año en el club para rodar con menos sobresalto el nuevo proyecto. En cualquiera de las dos opciones se tenían que sustituir unas cuantas figuras veteranas por gente de calidad pero más joven.

Retención chapucera de Messi

Pero esa operación debía hacerse con talento. Fue muy chapucera la retención forzada de Messi, pero todavía se hizo con menos tacto lo demás. Con la excepción de Rakitic, a quien moralmente se le debía satisfacer su deseo de regresar al Sevilla, las demás salidas tenían que traer dinero y ceñirse a la condición de no reforzar a grandes rivales directos si no era a cambio de unas millonadas. Pero como no supo vender Bartomeu acabó regalando buenos futbolistas poco útiles para el nuevo Barça a los clubs más inconvenientes

El ejemplo más claro es el de Luis Suárez, sobre quien reconozco que tras dos años con juego mediocre yo era partidario de reemplazarlo por otro goleador de buen nivel y con futuro. Se desatendió que además del Real Madrid los clubs más inconvenientes para cualquier operación eran el Atlético, en España, y el furibundo antibarcelonista PSG en Europa. Pese a ello Suárez fue prácticamente regalado al Atlético y además no fue sustituido por nadie. Ningún barcelonista serio puede estar enfadado con el uruguayo. Le dio al Barça todo lo que tenía hasta que le dijeron que debía irse.

Una plantilla con poco gol

Por cobardía, quizá por no desairar más al retenido Messi, se lo regalaron a Simeone. Se despreció la posibilidad de que en el Atlético hiciese lo que hace: no brillar con su juego pero marcar goles y contribuir a que su equipo vaya líder y sea el claro candidato a ganarle el campeonato al Barça. A triunfar, en suma, entre otras cosas porque la plantilla que le ha quedado al Barça tiene poco gol y que eso determina que para ganar a adversarios flojos como el Elche o el Rayo Vallecano sufra verdaderas agonías aunque sea muy superior en el juego. Para no extenderme simplemente constataré que por otro lado Rafinha pasó a precio de saldo al PSG

Llegan las elecciones pero el futuro inmediato, y quizás el de a medio plazo, está condicionado por lo que ha sucedido, aunque el rendimiento de las jóvenes promesas parece tapar muchos miedos. ¿Está en condiciones Laporta de aportar la sensatez y templanza económica que no demostró en su anterior etapa? ¿Por qué no explica Víctor Font con más detalle su fórmula financiera para salir del atolladero? ¿Qué ofrece Freixa más allá de su talante de concordia? En unas elecciones y una situación que parecen diseñadas por el mismísimo Florentino el Barça parece tener que apostar por un todo o nada a partir de una mayoría de los electores que además de decepcionados parecen ir bastante a ciegas.