Elecciones catalanas

Illa y los votantes náufragos

Quienes atacan al candidato del PSC se olvidan de sus votantes porque nunca los han mirado, porque están acostumbrados a no verlos, pero ahí están, nadando a contracorriente, en medio de la nada

Salvador Illa durante el Comité Federal del PSOE que se celebra en Barcelona

Salvador Illa durante el Comité Federal del PSOE que se celebra en Barcelona / PSC

Olga Ruiz

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Se traduce como isla, en catalán. Me refiero al apellido del candidato a la presidencia de la Generalitat del PSC, Illa/Isla: una porción de tierra rodeada de agua por todas partes. Definición involuntariamente mordaz la que nos ofrece la RAE, certera y directa, sin ambages. Nuestra radiografía política entera cabe en esta definición. No son pocos los catalanes que desde hace tiempo intentan sobrevivir en un hábitat líquido, sin forma ni volumen. Los náufragos de una política errática, a la deriva.

La sola presencia del candidato Illa molesta por lo que significa: tierra firme, un horizonte en medio de la nada. De repente. Cuando políticos de uno y otro lado tenían su salvavidas reservado. Illa de entrada es mareoso, y a nadie le apetece tener náuseas en alta mar.

Los intentos por desactivar el posible ‘efecto Illa’ son ingentes. La campaña de desprestigio es la nueva campaña electoral. Todo vale por mantener el status quo.

A Illa se le va a culpar de todo lo que pase en Catalunya en las próximas semanas, de los muertos también, de los muertos sobre todo. Si existe la famosa línea roja en política, andará desteñida de tanto pisarla.

Atacan con crudeza al candidato pero casi se olvidan de su verdadero problema: los votantes náufragos. Nunca los han mirado, están acostumbrados a no verlos, pero están, nadando a contracorriente, en medio de la nada. Entumecidos e hipotérmicos, pero están. Siempre han estado.

Illa los ha puesto en el centro del debate, candidato y náufragos comparten protagonismo. Aunque no sean unidad indivisible, son un peligro y urge desactivarlos. El relato que ya circula versa sobre su incapacidad de votar libremente. Una supuesta operación de Estado teledirige su voto. Eso dicen. La misma soberbia, siempre.

No será ni mucho menos el último intento. La gran ola mítica de Kanagawa está por llegar, si queremos surfearla nos necesitaremos mucho todos. Mójense también ustedes candidatos progresistas, muestren inteligencia y ganas de cambio. Aún nos podemos salvar del naufragio.