Carta de bienvenida a los políticos tránsfugas

El mercadeo político de invierno se ha cerrado, gracias a todos los participantes. Los elegidos ya pueden empezar a defender sus nuevos principios, no se corten y renieguen de lo que pensaban hasta ayer, pongan especial interés en apostatar, vituperar, abjurar, abominar, repudiar y si es necesario injuriar aquello en lo que dijeron creer, sonrían, muéstrense ilusionados y, si en algún momento algún periodista les inquieta, recuerden: los conversos no son ustedes sino sus partidos políticos de origen, irreconocibles súbitamente. Sonrían y piensen en el prometedor futuro que les espera, visualícense en sus nuevos despachos, en sus nuevos escaños, en sus nuevos principios. Su nuevo partido político les necesita, sí, pero piensen que cada uno de ustedes necesita aún más a su nuevo partido político. Transfuguismo o muerte, ese es el lema.

En unos días recibirán el argumentario completo del partido, son apenas dos páginas, es importante que lo interioricen y lo fotocopien mentalmente para evitar errores y peligrosas improvisaciones. Al partido no le gustan los versos y menos aún sueltos. Recuerden que no están aquí por sus ideas sino por las nuestras.

En las próximas elecciones nos jugamos todo lo que van a perder sus antiguos partidos, de ahí esta amalgama de lista electoral. Son ustedes los mismos de antes, en un sitio que no es el mismo de antes pero pidiendo el voto a los mismos de antes. Sin que se note, ese es el concepto.

Aunque no nos han hecho llegar preocupación alguna por ellos, absténgase de motivar o intentar convencer a los electores, no funcionará, no en su caso. Enérvenlos, emboten sus sentidos hasta la saturación, háganles enfadar más todavía, pero no todavía, en la politiquería hay que saber mesurar los tiempos.

Bienvenidos y disfruten de lo que está por votar.

Sirva esta hipotética carta dirigida a cada una de las y los candidatos tránsfugas de las próximas elecciones al Parlament de Catalunya para recordarnos que lo verdaderamente importante no parecen ser los principios sino los finales.

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