El apunte

Barcelona o muerte

Lo ocurrido en Badalona podría haber pasado (de hecho ha pasado) en Barcelona o en cualquier otra ciudad y tiene como único detonante la pobreza

Incendio Badalona

Incendio Badalona / Manu Mitru

Eva Arderius

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«Barcelona o Barsaj», Barcelona o muerte. Este era el mantra que repetían los senegaleses que en 2006 llegaban a la ciudad y que expresa muy bien su desesperación. Habían arriesgado la vida en el viaje y no tenían ninguna intención de regresar, por muy difícil que lo tuvieran. Aquel año a España llegaron 39.000 y muchos tenían como destino Barcelona. Las redes familiares, es decir los pisos de conocidos y amigos, ya no daban para más y buena parte de los subsaharianos acabaron viviendo en naves del Poblenou, enormes y abandonadas, como la que se ha quemado en Badalona. Allí vivían y trabajaban. En ese momento había muchas obras en la ciudad y, por tanto, mucha chatarra, que se convirtió en su modo de vida.

Las naves eran casa y almacén, lugares insalubres, con chabolismo interno, donde incluso se pagaban alquileres. En una de ellas, la de la calle de Puigcerdà, llegaron a vivir 300 personas, pero nunca se supo la cifra exacta, también como en Badalona. Aquellas naves existieron en Barcelona hasta el año 2013. Cuando se desalojaron, los que vivían no desaparecieron, pero, con la ayuda de los vecinos, se tuvieron que buscar la vida. Se volvieron aún más invisibles. La mayoría se fueron al barrio de al lado, en el Besòs, donde ahora viven en condiciones similares. No en naves, sino en pisos sobreocupados.

De la chatarra muchos pasaron a ser manteros. Ahora, los habitantes de aquellas naves, los que quedan y los que han llegado después, viven rodeados de fardos inmensos de bolsas y zapatillas de marcas falsificadas, algunos aún por poner el logotipo, que, en algunos casos, compran precisamente en Badalona. Las cosas no han mejorado en los últimos 15 años para estos extranjeros, sin papeles, atrapados en el laberinto burocrático que no les permite tener una casa ni trabajar, ni tan siquiera intentarlo. Lo ocurrido en Badalona podría haber pasado (de hecho ha pasado) en Barcelona o en cualquier otra ciudad y tiene como único detonante la pobreza. Una pobreza que mata y que tenemos al lado de casa. Otra cosa es que no la queramos ver.