Al contrataque

El Parlamento y las drogas

Últimamente nuestros políticos se han empeñado en vociferar y en llevarse fatal, como si se les quedara pequeño lo de hacer frente al coronavirus

Pedro Sánchez y Santiago Abascal

Pedro Sánchez y Santiago Abascal / DAVID CASTRO

Cristina Pardo

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Si no fuera porque estamos atravesando una pandemia empeñada en rebrotar para llevarnos después a una grave crisis económica, sería muy divertida la última controversia de nuestros políticos. Vox ha propuesto formalmente controles de drogas a diputados y senadores a la entrada a sus puestos de trabajo. Al principio, parecía una cosa de Twitter, pero no. Santiago Abascal ha hecho esta singular propuesta en respuesta a otra de Compromís, que quiere saber si el líder del partido ultra acude al Congreso con una pistola bajo el brazo aprovechando que tiene licencia de armas. De nuevo, se desliza la idea de que a ver si un día a alguien le va a dar por irrumpir en el hemiciclo al grito ese de "quieto todo el mundo". Porque últimamente se han empeñado en vociferar y en llevarse fatal, como si se les quedara pequeño lo de hacer frente al coronavirus, ahora que ni siquiera sabemos cuántos muertos hay.

En cualquier caso, Vox, que en cuanto le sacan del tema de la bandera va como pollo sin cabeza, ha planteado que se hagan test. Pero no de los que se llevan esta primavera, sino de los que detectan la presencia de “sustancias psicotrópicas” entre sus señorías. “Como en el fútbol”, añaden. O sea, todos a hacer pis en un vasito después de cada pleno. Una sesión de control en el sentido amplio de la expresión. Es una propuesta muy golosa, solo por ver a los políticos españoles, sean del partido que sean, haciendo algo juntos, aunque sea guardar cola para miccionar. Sin embargo, parece que va a ser más fácil aprobar los Presupuestos.

El PNV ha dicho que es “una frikada” y que, viendo algunos discursos, los de Vox deberían ser los primeros en someterse al control de drogas. Gabriel Rufián, a quien se le da especialmente bien chapotear en toda clase de iniciativas alternativas, ha propuesto que la extrema derecha pase “test psicotécnicos”.

Y en este ambiente festivo, va agotándose el tiempo para el <strong>famoso pacto para la reconstrucción</strong>, o algo así, que ya solo parece posible si efectivamente los diputados se hinchan a porros de aquí a final de mes. Para mear y no echar gota. 

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