Análisis
Investigación, crítica y consenso científico
La pandemia nos da a diario ejemplos del debate científico, un debate en el que, en algunos temas, aún no hay consenso y esto es debido básicamente a que estamos acompañando la investigación en tiempo real

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David Miralles
David MirallesProfesor e investigador de La Salle Campus Barcelona-Universitat Ramon Llull
David Miralles
El 4 de mayo de 1935, el 'New York Times' publicaba un artículo poco habitual en un diario de sus características, el título: 'Einstein ataca la teoría cuántica'. Se trataba de una primicia que 11 días más tarde se haría oficial en la revista 'Physical Review'. Allí apareció la razón del alboroto, él y dos colegas suyos proponían un experimento que pretendía remover los cimientos conceptuales de la teoría. En aquel tiempo, el científico alemán era una estrella mediática de pies a cabeza. Cansado de las amenazas que los judíos padecían en su país, ya hacía dos años que había emigrado a EEUU, donde le ofrecieron una plaza en el Instituto de Estudios Avanzados de Princeton.
Esta publicación fue la culminación de muchos años de discusiones con buena parte de la comunidad científica y, especialmente, con otro de los grandes físicos del siglo XX, Niels Bohr. El artículo del 'New York Times' es una buena muestra de la importancia y trascendencia que llegó a tener este debate científico. Einstein no dudaba de la validez de la teoría, simplemente no creía que fuera la definitiva. Pese a las discrepancias, ya entonces había un amplio consenso sobre la teoría cuántica por parte de la comunidad científica. Este consenso se fue logrando poco a poco a medida que la teoría iba explicando y prediciendo el comportamiento de la naturaleza a escalas muy pequeñas.
Sin estudios concluyentes
Hoy, la pandemia causada por el covid-19 nos da a diario ejemplos del debate científico, un debate en el que, en algunos temas, aún no hay consenso y esto es debido básicamente a que estamos acompañando la investigación en tiempo real. No sabemos, por ejemplo, hasta cuándo durará la inmunidad una vez pasada la enfermedad. No lo sabemos porque aún no tenemos los datos, hay información de casos puntuales, pero no hay estudios concluyentes. Sin estos estudios no habrá consenso. La exposición diaria de muchos de nuestros mejores investigadores en los medios de comunicación ha hecho que en algunos momentos la información haya parecido contradictoria, pero hay que contextualizarla en el tiempo. Hace un mes sabíamos mucho menos del covid-19 que hoy, la cantidad de información científica que se está generando es enorme y el próximo mes sabremos muchas más cosas y habrá más consenso en muchos temas.
El consenso científico no forma parte del método que los investigadores usan en su trabajo. El consenso es una de las consecuencias del método. La crítica forma parte del día a día de un científico. La primera, la autocrítica. Tan pronto como se obtiene un resultado, especialmente si es relevante o sorprendente, hay que preguntarse dónde nos hemos podido equivocar. Cuando el equipo lo ha repasado todo y cree que sí, que los resultados son correctos, habitualmente, se envían a algún colega de confianza para que dé su opinión. Luego, se redacta un artículo científico que se manda a una revista especializada en el área en la que se investiga. El editor recibe el artículo, lo lee y si cree que es adecuado para la revista lo envía a dos o tres revisores.
El trabajo de los revisores
Los revisores son otros científicos de la comunidad, también especialistas en el tema, que realizan una lectura muy crítica del trabajo. El editor se encarga de que este proceso sea a ciegas, es decir, ni los autores saben quiénes son los revisores, ni los revisores saben quiénes son los autores. Además de buscar posibles errores, los revisores también verifican la reproducibilidad de los experimentos, es decir, si los experimentos que se hacen los podrán reproducir otros grupos en sus laboratorios y, así, contrastar y verificar que lo que se ha obtenido es correcto. Los revisores pueden rechazar el artículo (algo muy habitual) o pedir más claridad en alguna explicación, hacer revisar algún análisis concreto o, incluso, ampliar algún experimento. Pasado este proceso, el artículo se publica y la comunidad científica ya tiene acceso a este conocimiento que, obviamente, también podrá criticar o usar para el avance de la ciencia.
Pocos profesionales son tan críticos con ellos mismos y sus compañeros como los científicos. Los argumentos de crítica son siempre de base científica y no hay lugar para otros. En esta pandemia, los políticos se rodean de científicos y , sorprendentemente, de militares para asesorarse. Esperemos que no se confundan los papeles, a veces puede parecer que la disciplina castrense se contagie a los asesores científicos y que estos últimos actúen con otros criterios y no con los suyos. Y si es así, estaría bien que se explicara, claramente, cuál es el criterio científico y cuál el político cuando se toman decisiones donde hay vidas en juego.
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