Análisis

Desigualdades y covid-19

Las peores condiciones de vida y de trabajo de las personas favorecen la Covid-19

Un grupo de sintecho esperan ante Ifema la apertura del pabellon habilitado para personas sin vivienda mientras dure el confinamiento, el 20 de marzo

Un grupo de sintecho esperan ante Ifema la apertura del pabellon habilitado para personas sin vivienda mientras dure el confinamiento, el 20 de marzo / periodico

Carme Borrell

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En artículos anteriores hemos comentado cómo los factores sociales marcan diferencias en las oportunidades de disfrutar de un buen estado de salud, lo que se traduce en la existencia de las desigualdades, siendo peores los indicadores de salud de los colectivos socialmente menos favorecidos (las personas de clase social menos privilegiada o de territorios más pobres). Un ejemplo de estas desigualdades lo encontramos cuando comparamos la esperanza de vida al nacer en los países del mundo, que fluctúa entre alrededor de 50 años para algunos países africanos y más de 80 años para los países más ricos. En estos momentos de la pandemia de la Covid-19 necesitamos reflexionar como esta enfermedad también presenta desigualdades.

El coronavirus circula rápidamente por todo el mundo y sus efectos están siendo ya muy importantes en algunos países como el nuestro. En la fase actual de la epidemia, de confinamiento en nuestro medio, con un número importante de casos detectados (y muchos más no diagnosticados) toman relevancia los centros sanitarios por la fuerte presión asistencial que tienen. Y no solo los hospitales; la atención primaria tiene un gran papel también, tal y como han reivindicado y demostrado sus profesionales. Pese a los recortes que se han producido en los últimos años, que han debilitado nuestro sistema de salud, los profesionales están dándolo todo para hacer frente a esta epidemia. Los aplausos que escuchamos cada noche nos recuerdan que hay que agradecerles la labor que están haciendo en un momento inimaginable anteriormente y en unas condiciones que no siempre son las deseables.

Pero desde la salud pública tenemos que seguir insistiendo en la importancia del control de la epidemia también desde la prevención, por lo que se necesita tener un mejor conocimiento del alcance de la enfermedad. Cabe señalar que el hecho de no poder hacer la prueba diagnóstica a un número importante de población (como han hecho otros países) nos limita mucho la actuación sobre el terreno. Los datos disponibles actualmente se limitan a los casos más graves, que son los diagnosticados a nivel hospitalario. Y hay que seguir reivindicando la importancia de que las leyes de salud pública, tanto del Estado español como la catalana, se desplieguen en todas sus vertientes para que la salud pública adquiera más relevancia.

<strong>Algunos de los datos existentes sobre la enfermedad en los diferentes barrios de Barcelona</strong> nos muestran, por ejemplo, como en Nou Barris las tasas son más elevadas. Necesitaremos tiempo para poder conocer con más profundidad esta distribución, pero tanto estos datos como alguna bibliografía publicada ya muestran que las desigualdades también se reflejan en la covid-19, aumentando su frecuencia y su mortalidad en las poblaciones más desfavorecidas. Los aspectos que pueden estar relacionados tienen que ver con las condiciones de vida y de trabajo de las personas. Las viviendas que no permiten mantener la distancia con las personas enfermas o con  sus contactos hacen más fácil la transmisión de la enfermedad. Igualmente las deterioradas condiciones de trabajo también lo favorecen. Por otra parte, sabemos que las personas de clases sociales más desfavorecidas sufren más trastornos crónicos y por lo tanto son más vulnerables a la enfermedad.

Las consecuencias de esta epidemia se reflejarán de forma desigual en la población

Y otro aspecto muy importante a tener en cuenta son las consecuencias de esta crisis, que también se reflejarán de forma desigual. Las personas que han perdido su empleo, las que no pueden pagar el coste de la vivienda o el mantenimiento de la misma, serán las que más sufrirán las consecuencias de la covid-19. Por este motivo, las administraciones deben ayudar al máximo a paliar las consecuencias de esta crisis. Por ejemplo, el gobierno de la ciudad de Barcelona está centrando todos sus esfuerzos en ayudar a la población, y sobre todo, la más necesitada, poniendo a su alcance una multiplicidad de dispositivos y ayudas. 

Pero los gobiernos municipales tienen atribuciones limitadas. Son necesarias medidas de ámbito estatal de amplio alcance como por ejemplo la suspensión del pago de los alquileres, de los erte en empresas que tienen beneficios o el apoyo a las y los trabajadores por cuenta propia. Y una medida que considero indispensable es la renta básica universal para poder "rescatar a las personas" tal como han defendido Daniel Raventós y colaboradores, que también la han llamado "renta de cuarentena". Este renta <strong>será posible si se hace una reforma profunda del sistema fiscal</strong> con el fin de recaudar más impuestos a las personas de mayor renta y también a las empresas con mayores beneficios. Y sin olvidar la mayor persecución de la evasión fiscal.

*Doctora en salud pública. Miembro de la Red de Científicas Comunicadores.