REACCIÓN AL CORONAVIRUS

#miedoenelcuerpo.com

España siente angustia y es comprensible, mientras una parte notable de sus ciudadanos se prepara para teletrabajar y 'teleestudiar' y no perder conexión con su realidad vital

Colegio Teresa Berganza de Boadilla del Monte

Colegio Teresa Berganza de Boadilla del Monte / periodico

Gemma Robles

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Sentimos angustia. Es comprensible. El coronavirus ha dejado a España moderadamente temblorosa y está obligando a sus autoridades, y a una parte ya relevante de sus ciudadanos, a reaccionar y a adaptar su día a día a la convivencia con el fenómeno. Ya son miles los que teletrabajan y, en paralelo, se preparan para que los pequeños teleestudien en algunas comunidades durante un periodo, ojalá que efímero. Es la temporada del #miedoenelcuerpo.com.

La tecnología nos mantiene ligados a nuestra realidad cotidiana, aunque sea sentados en el salón de casa. El wifi y el cableado se convierten en elementos de primera necesidad para mantener la economía y la sociedad a flote y ocupada. Nos queda el consuelo de que este macroexperimento 4.0, desplegado por obligación, sirva para de una vez sentar las bases de nuevas vías laborales y fórmulas que mejoren la concialiación.

Mientras, tratamos de jugar al escondite y a serenarnos entre lavado y lavado de manos, aunque la mayoría sentimos la cívica obligación de estar bien informados. La información de calidad es poder siempre pero, en estos días, es también capacidad de prevención ante la enfermedad y ante los bulos que la persiguen, un asunto no menor cuando los descreídos globales y los apocalípticos de estar por casa también tratan de hacer su agosto. No dejemos de exigir transparencia a raudales, aunque duela. Es nuestra principal arma contra el vírico adversario.

Ruido sin estruendo

Estamos asumiendo poco a poco las cifras de afectados. El número de fallecidos. Es recomendable detenerse unos segundos en el abultado ratio de recuperados para entender y digerir mejor la situación, que sigue amenazando con tornar en pandemia. Hay algo de ruido político, pero no llega a estruendo. Es de agradecer en un momento en que la prioridad es poder oír lo esencial, las medidas y recomendaciones a seguir por parte de la ciudadanía. Toca responsabilidad individual y colectiva. Y tener fe en que las decisiones adoptadas son las mejores de las posibles en tiempo y forma. Son tiempos de #miedoenelcuerpo.com. Que acabe pronto.