análisis

Un adiós sin Big Ben

Lo que realmente ha de enfrentar el Reino Unido es su relación consigo mismo para intentar tender puentes que articulen una sociedad absolutamente desestructurada y dividida como consecuencia de este proceso

boris johnson

boris johnson / periodico

Ruth Ferrero-Turrrión

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La política espectáculo sigue su curso. Esta semana tenemos el 'brexit'. Sus defensores y 'grouppies' varios han organizado una fiesta que hace recordar a la llegada de un nuevo año. La ausencia del Big Ben del acto de despedida con cronómetro gigante es quizás una de las mejores metáforas de todo este proceso. Boris Johnson quería que fuera el reloj, símbolo de Londres y, por ende, del Reino Unido, el que con sus campanadas marcara el comienzo de una nueva época lejos de la UE. Pero el Gran Ben estaba en obras y para poder ponerlo en marcha a tiempo eran necesarias 500.000 libras que el primer ministro británico decidió financiar a través de una campaña de microfinanciación. En pocos días alcanzaron las 200.000, pero también descubrieron que no podrían utilizar el dinero para el fin perseguido, ya que no han obtenido los permisos correspondientes. Ahora el dinero recaudado irá a parar a una organización benéfica militar, 'Ayuda para los Héroes'.

No estaría de más recordar a los que festejan que en estos días también se conmemora el rechazo de De Gaulle a la adhesión británica en 1963. Dos veces, dos, se plantó el general galo y hasta que no abandonó el Eliseo, el Reino Unido no consiguió integrarse en la entonces Comunidad Europea. Su temor, lo cerca que se encontraba Londres de Washington. A la luz de los halagos de Trump a Jonhson, el viejo general no estuviera tan desencaminado, o quizás sólo se trata de la profecía que se autocumple. En todo caso, a partir de su ingreso, o a pesar de él, se inauguró un nuevo término desconocido hasta entonces y que ahora está tremendamente de moda, el euroescepticismo. El neoliberalismo de Thatcher y su impacto en la sociedad tan bien retratado por Owen Jones en su libro 'Chavs' prepararon el caldo de cultivo sobre el que se ha ido construyendo, articulando y finalmente, concretando el 'brexit'. Se podría decir que Johnson es la mejor cosecha de lo sembrado entonces.

Relación consigo mismo

Hace unos días llegaba a mis manos, gracias a la editorial 'Capitan Swing', un ensayo titulado 'Un Fracaso Heróico o el Brexit y la política del dolor' de Fintan O’Toole. El autor plantea que en realidad el 'brexit' no trata de la relación del Reino Unido con la UE, sino que la verdadera cuestión es precisamente la "salida”, sin importar realmente de dónde tendría que hacerlo. El lema 'Leave means leave' es claro en este sentido, salir es salir, pero no plantea ni de dónde ni hacia dónde.  Lo que realmente ha de enfrentar el Reino Unido es su relación consigo mismo para intentar tender puentes que articulen una sociedad absolutamente desestructurada y dividida como consecuencia de este proceso. Ahora realmente los líderes británicos tienen la responsabilidad de dotar de contenido al 'brexit', algo que han estado esquivando desde el principio.

Por su parte, desde la UE toca ahora no sólo construir una nueva relación con Londres, sino también reforzar los procesos de integración internos que eviten nuevas salidas. Recordemos que ya hay quien apunta a Italia como el siguiente de la lista.