Las relaciones con Venezuela
De cómo liarla sin necesidad
El ministro Ábalos ha cometido un error de novato tras su encuentro con la vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez en Barajas
Rosa Paz
Periodista. Comité editorial de EL PERIÓDICO
Rosa Paz
Venezuela es un problema, especialmente para los venezolanos, que son los que sufren la penuria económica, la escasez de productos de primera necesidad, la inestabilidad política, la inseguridad y la represión. Pero hace ya unos años que Venezuela se convirtió en una cuestión más de la política interna española, marcada principalmente por la especial relación que algunos dirigentes de Unidas Podemos tuvieron con el Gobierno de Hugo Chávez y los reproches que por ello reciben de las derechas. Así que ahora que Pablo Iglesias es vicepresidente del Ejecutivo de coalición con el PSOE todo lo relativo a las relaciones entre España y Venezuela adquiere connotaciones mucho más sensibles.
Viene esto a cuento de dos complicadas situaciones –una más que otra– que se produjeron la pasada semana y que están dando alas a la derecha en sus ataques al Gobierno: la visita del reconocido como presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, y la presencia en el aeropuerto de Barajas de Delcy Rodríguez, la vicepresidenta del Gobierno de Nicolás Maduro. Pedro Sánchez, que hace un año fue el primer líder europeo en admitir a Guaidó como presidente, rehuyó, sin embargo, recibirle y remitió ese contacto a la ministra de Asuntos Exteriores, Arantza Gónzalez Laya. Mientras, los dirigentes del PP aprovecharon esa omisión para apropiarse del disidente venezolano. La cuestión no es tanto si Sánchez se entrevistaba o no con Guaidó –aunque no se entiende por qué no lo ha hecho– sino la ausencia total de explicaciones que contribuyan a clarificar cuál es ahora la posición del Gobierno español sobre el conflicto venezolano.
Lo más grave, no obstante, han sido las escasas y contradictorias declaraciones del ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, sobre el paso de Delcy Rodríguez por Barajas y su encuentro con ella en la madrugada del día 20 en el avión que la había traído desde Caracas. Aún a falta de muchos detalles sobre qué hacía en Barajas la vicepresidenta de Maduro y por qué pretendía entrar en territorio español cuando tiene prohibido por las sanciones de la Unión Europea viajar a los estados miembros, lo triste han sido los balbuceos del ministro, que ha cometido un error de novato, al no ofrecer toda la información de que disponía una vez que la noticia es publicada por un medio de comunicación.
Esta ha sido una de esas equivocaciones, por otra parte tan habituales en los políticos, que parecen no se darse cuenta, o al menos no de inmediato, de que cuando una noticia como esa se filtra, la fuente informante, es decir el filtrador, es alguien que normalmente no lo hace por simple casualidad sino más bien con alguna intención y que generalmente dispone de más información y está decidido a facilitarla a cuentagotas. Por tanto, negar los hechos solo sirve para liar las cosas sin ninguna necesidad y para darle munición a una oposición que no necesita muchos estímulos. Más en este caso, que ha trascendido nuestras fronteras, ha aparecido en la prensa internacional y podría tener consecuencias para España en la UE. La transparencia es esencial también para estos asuntos, incluso si lindan con cuestiones de Estado.
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