Día mundia de la salud mental

Prevenir la muerte por suicidio es un imperativo social

Es imprescindible hablar para normalizar, prevenir e intervenir, como lo haríamos en cualquier situación de riesgo vital, porque se trata de salvar vidas

Manos entrelazadas

Manos entrelazadas / periodico

Israel Molinero

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"La muerte por suicidio es la primera causa de muerte entre los jóvenes en Catalunya". Esta es una sentencia que no deja indiferente a nadie. En el 2017, casi 500 personas murieron por suicidio en nuestro país. Es la causa de muerte prematura que más ha crecido últimamente. En el mundo, hay una muerte por suicidio cada 40 segundos. Por cada muerte, seis personas supervivientes necesitan acompañamiento. Hay 20 tentativas por cada suicidio consumado.

Estas cifras evidencian y alertan de que nos encontramos ante un problema social, no individual, de una magnitud que nos desborda y nos interpela a actuar responsablemente de forma inmediata. La muerte por suicidio ha pasado de ser una competencia sanitaria a ser un fenómeno que necesita una mirada transversal desde la educación y una perspectiva social y filosófica. Sabemos que la muerte por suicidio es un fenómeno en el que hay de fondo desesperanza y sufrimiento como factor común, pero está causado por múltiples motivos.

Romper mitos

Por todo ello es urgente que nos pongamos a trabajar ahora. Y para empezar tenemos que romper los mitos que todavía pesan sobre la muerte por suicidio, como por ejemplo que hablar de ello incrementa los casos. Esto no es cierto si, cuando hablamos, lo hacemos con responsabilidad. Es imprescindible hablar para normalizar, prevenir e intervenir, como lo haríamos en cualquier situación de riesgo vital, porque se trata de salvar vidas.

Una información rigurosa en los medios de comunicación, con testigos de recuperación y sin sensacionalismo, puede ayudar mucho en este sentido. Otras estrategias de prevención pasan por garantizar el conocimiento y el acceso de la ciudadanía a los recursos existentes (de salud mental, sociosanitarios, asociaciones...), y las políticas públicas y planes de acción de todas las administraciones.

Aunque algunos datos estiman que el 90% de las personas que mueren por suicidio sufren un problema de salud mental, numerosas voces del colectivo de personas con experiencia propia, familiares y profesionales discrepan, especialmente en el caso de muerte por suicidio en la adolescencia. Este dato refuerza la idea de unicausalidad asociada a la muerte por suicidio, cuando hay muchos factores sanitarios, psicológicos, sociales, espirituales implicados, entre otros, a tener en cuenta.

Hablar y escuchar

La prevención de la muerte por suicidio, por lo tanto, requiere de estrategias integradoras que engloben el trabajo a nivel individual, de la comunidad y de las instituciones. Es necesaria la participación de todas y todos para alcanzar reformas sociales y políticas eficaces. Aunque hay algunas iniciativas que caminan hacia la prevención, hoy Catalunya todavía no tiene un plan de prevención global de la muerte por suicidio.

¿Tenemos miedo a evidenciar el fracaso social que implica? Debemos ponernos a trabajar de inmediato, cada uno desde su ámbito: las administraciones y expertos elaborando y ejecutando una estrategia global de prevención de la muerte por suicidio que incluya una adecuada atención a los supervivientes; y la ciudadanía rompiendo mitos y tabús y llevando a cabo sobre todo una escucha activa, respetuosa y sin prisas.

Desde el asociacionismo en pro de la salud mental, que se articula incansable para garantizar apoyos a las personas, que ofrece servicios muy valiosos, que acompaña, contribuye y suma dentro de la red de atención a la salud mental, tenemos un compromiso firme de continuar trabajando en esta dirección y en red con todos los servicios y recursos del ámbito sanitario, social y educativo. Por todo ello, pedimos:

- La puesta en marcha de políticas públicas y planes de acción de todas las administraciones para prevenir el suicidio y crear un Plan Nacional de Prevención de la muerte por suicidio, con la inversión necesaria para desarrollarlo.

- Más reconocimiento y apoyo a la red asociativa que podamos continuar participando y desarrollando esta tarea desde y con la comunidad. Este es un elemento primordial para poder continuar generando redes de apoyo.

- El impulso de políticas específicas para salud mental desde todos los departamentos: educación, salud, trabajo, asuntos sociales, justicia ... con la inversión y la coordinación adecuada entre ellas. Para seguir trabajando firmemente por un modelo comunitario de atención a la salud mental.

- La continuidad e implementación del proyecto 'Actívate por la salud mental', un proyecto capital para las personas y las familias, que apuesta por la recuperación y el empoderamiento.

Por todo ello, este Día Mundial de la Salud Mental, declarado por la OMS el año de la prevención de la muerte por suicidio, desde el movimiento social en pro de la salud mental decimos bien alto: ¡Hablar y escuchar salva vidas!