TV

Viejos para siempre

Élite

Élite / periodico

Mikel Lejarza

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<strong>Ingmar Bergman</strong> decía que "envejecer es como escalar una montaña, porque cuando subes las fuerzas van escaseando, pero la mirada es más libre y la vista más amplia". Buena excusa, porque aunque envejecer es la mejor de las posibilidades, todos preferiríamos recuperar la juventud. Algo que en el caso de los medios tiene que ver directamente con tener o no futuro.

Inicialmente las televisiones establecieron el target comercial target, es decir, el público atractivo para los anunciantes, entre los 24 y los 44 años de edad. La razón, que es en esa franja de edad cuando las personas se incorporan al mercado laboral y construyen familias; es decir, cuando más consumen y de ahí su atractivo para los anunciantes. Bajo esa premisa los más jóvenes y los mayores gastaban menos y, por tanto, eran comercialmente menos atractivos.

Pero a partir del 2000 se modificó dicho concepto y se amplió la franja estableciéndola entre los 18 y los 55 años de edad. Se trataba de adecuar la idea dado que los adultos alargaban su vida en todos los aspectos. Pero la clave consistía en defender la idea de que la televisión mantenía su interés para los anunciantes, a pesar de que la edad media de sus televidentes se había incrementado.

Muchas cadenas repiten fórmulas sin dejar puertas abiertas a lo nuevo

Y es que con la aparición de internet los jóvenes comenzaron a pasar más tiempo con las pantallas de ordenadores, tablets y, sobre todo, teléfonos que con las de los televisores, mientras que los televidentes mayores de edad cada vez eran más, por lo que la edad media del televidente aumentó por encima de los 50 años. En consecuencia, o se ampliaba la definición de lo que se entendía por target comercial, o la televisión en su conjunto dejaba de ser considerada como comercialmente interesante para los anunciantes.

Y así se hizo, pero la marea no paró. Hoy la audiencia media de la televisión tradicional supera a menudo los 55 años de edad y en muchos casos se acerca a los 60. Los jóvenes están en otras pantallas, porque cada generación tiene sus propias historias y gusta de comunicarlas y consumirlas con sus propios lenguajes, porque buscan marcar su propia personalidad diferenciándose de quienes les precedieron.

Ley de vida ante lo que poco se puede hacer; pero el error consiste no solo en dirigir preferentemente la oferta hacia el público mayor bajo la lógica de que es ahora el dominante; sino en olvidarse de los jóvenes mostrando una actitud viejuna en planteamientos y estrategias.

Decía <strong>Carmen Martín Gaite</strong> que "No hay que escudarse en la edad, porque es así como se envejece". Con los datos en la mano, muchas televisiones parecen actuar bajo la premisa de que quedarse como están sería su mayor éxito, dan el partido por perdido y repiten fórmulas sin dejar puertas abiertas a lo nuevo. El problema no son los años que se tienen, sino la actitud con la que se vive, y los jóvenes se van a donde les ofrecen cosas diferentes a las que consumen sus abuelos y donde les hablan con su lenguaje de su mundo, no a donde les ignoran. Algunos creen que ya volverán cuando envejezcan, aunque parece complicado retornar a donde nunca se ha estado; pero como dijera André Maurois, "El arte de envejecer consiste en conservar la esperanza".