el accidenete del campeón
El Tour 2019 entra en una nueva dimensión
Sin el máximo favorito, apartado de una prueba por la desgracia de una caída, la ronda francesa se presenta mucho más abierta y destinada a los ataques
Sergi López-Egea
Periodista
Periodista especializado en ciclismo desde 1990. Ha seguido regularmente el Tour como enviado especial desde 1991 al igual que la Vuelta, varias ediciones del Giro, la Volta y Mundiales de la especialidad. Autor de los libros 'Locos por el Tour' (con Carlos Arribas y Gabriel Pernau, RBA), 'Cumbres de leyenda' (con Carlos Arribas, RBA y reedición en Cultura Ciclista), 'Cuentos del Tour', 'Cuentos del pelotón', 'Cuentos del equipo Cofidis' y 'El Tourmalet', todos ellos de Cultura Ciclista.
Sergi López-Egea
Miguel Induráin era tan bueno que en los cinco Tours que ganó de forma consecutiva solo se cayó una vez. Y lo hizo sobre su hermano Pruden que le sirvió de colchón. Lance Armstrong en los siete viajes a ninguna parte que, sin embargo, existieron, solo se fue una vez al suelo y sin apenas sufrir rasguños. Chris Froome, como también le pasó a Alberto Contador, siempre ha estado reñido con las caídas. Ya abandonó la ronda francesa del 2014 tras romperse una mano o dio sustos considerables al accidentarse el año pasado en la etapa inagural del Giro o en el 2017 siendo líder de la Vuelta.
Era el máximo favorito, el que aspiraba al quinto Tour de Induráin, de Anquetil, de Merckx y de Hinault -porque Armstrong ya no existe por culpa del dopaje-. Y era, en lo deportivo, en lo lícitamente deportivo, el corredor que iba a dirigir la trama de la ronda francesa del 2019 con los mismos argumentos que le sirvieron para ganar en París los años 2013, 2015, 2016 y 2017. Iba a contar con el equipo más potente del pelotón mundial, el de los contratos millonarios, antes Sky ahora Ineos, para bloquear la carrera y para imponer un ritmo tan estratosférico que imposibilitaría cualquier ataque de un rival que pudiera incordiar a Froome en la pelea por el jersey amarillo.
Mucho menos control, aparentemente
Por esta razón, y aunque se trate de una desgracia, de una circunstancia triste y hasta trágica, el Tour 2019 entra ahora en una nueva dimensión. Sin Froome en el menú de la carrera se antoja una prueba más abierta, sin tanto control y llamada a ser en el terreno del espectáculo mucho más entretenida.
El Ineos sigue contando con Geraint Thomas, el último vencedor, un ciclista que en toda la temporada no ha dado ninguna impresión de que pueda reeditar la victoria y, sobre todo, con el colombiano Bernal quien, gozando ahora de libertad en su equipo, está condenado a atacar, a romper la carrera y a provocar ofensivas que pueden beneficiar a otros escaladores como Quintana, Landa, Mas, Bardet o Pinot. Es decir; una llamada al zafarrancho para beneplácito del espectador y con el permiso de Dumoulin y sus dudas ante un trazado muy montañoso para él.
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