DOS MIRADAS

Optimista Nadal

El 'exconseller' propone maneras de recomponer el espejo, si es que tal cosa es posible

El 'exconseller' Joaquim Nadal, durante la presentación de su libro, el pasado enero.

El 'exconseller' Joaquim Nadal, durante la presentación de su libro, el pasado enero. / periodico

Josep Maria Fonalleras

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En el célebre prólogo de 'Mirall trencat', Mercè Rodoreda hacía suya la definición de Stendhal: "La novela, creamos lo dicho y repetido hasta la saciedad, es un espejo que el autor pasea a lo largo de un camino; este espejo refleja la vida ". En el libro que acaba de publicar, Quim Nadal certifica - como Rodoreda, salvando las distancias literarias - que el espejo está roto. Es decir: que la historia se cuenta a base de pedazos, que el reflejo de la vida nos llega a través de parcelas desmenuzadas y que todo es un desastre, más o menos, una historia "de fuego y de ceniza".

EL OPTIMISTA

El fuego que alimenta las pasiones y las cenizas de todo lo que se ha quemado. Pero Nadal es un optimista y, una vez comprobada la quebradiza, propone maneras de recomponer el espejo, si es que tal cosa es posible. Parte de la base de que vivimos en un mundo civilizado y que unos deberían confesar la vergüenza del 1-O y, en consecuencia, abandonar la venganza criminal; y que los demás deberían renunciar a la vía unilateral y a la entelequia de pensar que el referéndum fue homologable.

La ley de claridad que propone tiene una fase previa que es clave. En Canadá, se promulgó para concretar la sentencia del Supremo que reconocía la legitimidad de la independencia. Es una ley restrictiva, pero que parte de esta base. Y hacer como hacía Prat de la Riba. Mientras tanto, trazar carreteras, conectar teléfonos y construir bibliotecas.