Nuevos modelos familiares

Madres solas, derechos pendientes

El número de familias monoparentales triplica el de familias numerosas, pero no reciben el mismo apoyo, lo que solo se explica por una cuestión ideológica

ilu-monoparentales-mujeres-solas-francina-cortes-28-09-2018

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Esther Vivas

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No recuerdo cómo fui a parar a su perfil de Instagram, pero me gustó y le di al 'follow'. Desde entonces, sigo a @wanderermum, o como ella misma se autodefine, “Madre soltera por sorpresa”. Hace unos días, me mandó un correo electrónico contándome que estaba buscando “la manera de visibilizar las situaciones de exclusión y de desprotección con las que nos vamos encontrando las madres solteras y las familias monomarentales”, y si la podía ayudar. Hace tiempo que doy vueltas al tema, tengo amigas y conocidas en esta situación. Así que aquí me tienen. Si ser madre es una tarea difícil, serlo en solitario ni te cuento.

Los cambios sociales han propiciado la emergencia de nuevos modelos familiares, en particular el de las madres que crían “solas”. En el Estado español, un 10% de la familias son monoparentales, con un solo progenitor al frente. Aunque más que de monoparentalidad tendríamos que hablar de monomarentalidad, ya que un 83% de las mismas están encabezadas por mujeres, la mayoría de las cuales son viudas, separadas o divorciadas, aunque también encontramos, en un porcentaje más bajo, a mujeres solteras. Se trata de la feminización de la monoparentalidad.

Cada vez son más las mujeres que ante la dificultad por encontrar una pareja con la que tener criaturas, y el deseo de ser madres, deciden emprender una maternidad por su cuenta. Una dinámica que tiene mucho que ver con los cambios socioculturales, la entrada de la mujer al mercado laboral y su independencia económica, así como una mayor autonomía personal en las relaciones, y un menor peso de la institución eclesiástica y familiar. Algo que conduce a considerar que ya no es necesario tener un marido para criar.

En su mayoría, y según los estudios, se trata de mujeres con más de 35 años, formación universitaria, económicamente solventes y que viven solas con sus criaturas, pero hay también otros perfiles, como los de las mujeres en paro, las mileuristas, otras que conviven con sus padres... Lo que hace necesario mirar a la maternidad en solitario libremente elegida desde el prisma de la diversidad.

Sin embargo, estas familias no lo tienen nada fácil. Seguimos viviendo en una sociedad patriarcal que intenta imponer un determinado arquetipo de “madre”. Lo que sale de la norma, se rechaza, y estas maternidades confrontan el modelo normativo de familia nuclear biparental y heterosexual, como también lo hacen las familias homoparentales. Madres que plantan cara al estigma que impera todavía en expresiones como el de “madre soltera”, que tiene una carga ideológica que las asocia a abandono y deshonra.

Al margen del carácter particular de las madres solas por elección, la monomarentalidad en general es sinónimo de pobreza. Las familias monoparentales, en su inmensa mayoría encabezadas por mujeres, son las más golpeadas por las dificultades económicas. La mitad de los hogares que tienen un solo adulto al frente y una o más criaturas se encuentran en situación de riesgo de pobreza y exclusión. Si eres mujer, sin pareja y tienes descendencia posees todos los números para ser pobre.

La falta de ayudas a las familias monoparentales es total. Un 67% de las madres en esta situación no reciben ningún tipo de prestación económica. Muchas viven angustiadas por no tener recursos económicos suficientes para cubrir las necesidades de las criaturas. Más de la mitad no tienen empleo y otras trabajan en condiciones precarias. Algo que acaba pasando factura a su salud, tanto física como mental, y a la de sus hijas e hijos.

Si eres mujer, sin pareja y tienes descendencia posees todos los números para ser pobre

De aquí que las familias monoparentales exijan al Gobierno español una ley de familias monoparentales que las defina, dé respuesta a sus necesidades y les ofrezca cobertura frente a las situaciones de desigualdad, como ya sucede con las familias numerosas. De hecho, el número de familias monoparentales triplica el de familias numerosas, pero no reciben el mismo apoyo. Algo que solo se explica por una cuestión ideológica, que discrimina a los progenitores sin pareja con pequeños, en concreto a las madres solas.

En la actualidad, solo Catalunya y la Comunidad Valenciana cuentan con marcos jurídicos específicos que regulan la situación de las familias monoparentales, y las definen como modelo familiar, dándoles acceso a ayudas. En Madrid, Aragón y Andalucía se han empezado a dar pasos en esta dirección.

Sin un entorno personal, familiar, social e institucional que te apoye es muy difícil ser madre por cuenta propia. Tener criaturas, en estas circunstancias, acaba siendo un privilegio.