EL SISTEMA EDUCATIVO

La FP dual: ¿una política de éxito?

La modalidad empezó en España en plena crisis, como un sistema de éxito, pero su impacto ha sido poco evaluado

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Xavier Bonal / Adrián Zancajo

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Desde su introducción en España en el 2012, la formación professional dual se ha expandido rápidamente. El número de alumnos ha pasado de 4.292 en el 2013 a 23.919 en el 2017, los centros que la imparten de 173 a 894 y el número empresas implicadas, de 513 a 9.916.

La modalidad de FP dual -proceso formativo que se realiza tanto en el centro educativo como en la empresa- se inició en España en un contexto de crisis económica, cuando el desempleo juvenil alcanzó cotas históricas y se convirtió en uno de los principales retos políticos y sociales en nuestro país. La FP dual se presentó como una forma de mejorar la calidad y la relevancia de la FP, avalada por su reconocimiento internacional. Además de plantearse como una estrategia contra el desempleo juvenil, la FP dual debía permitir reducir el abandono educativo, mejorar el atractivo de la FP y facilitar la transición educación-trabajo de los jóvenes.

El éxito de este modelo formativo en Alemania, Austria o Suiza hizo de la FP dual una de las políticas educativas más importadas en todo el mundo. Sin embargo, como ocurre con otras políticas, la FP dual no se puede trasladar de manera directa a contextos educativos, productivos y laborales que poco tienen que ver con aquellos donde se originó la política. No es casual que la FP dual sea una de las políticas más importadas internacionalmente y al mismo tiempo una de las que acumula un mayor nivel de fracaso en su implementación fuera de los países donde se originó.

Evaluación escasa

Seis años después de su inicio, las administraciones públicas responsables de la FP dual raramente han evaluado su impacto, utilizando al aumento de participantes como sinónimo de éxito. Los pocos datos existentes revelan que en Catalunya la inserción laboral de los graduados en FP dual es un 31% superior al resto de alumnos de FP. Pese a ello, estos datos no suponen una evaluación rigurosa de su efectividad al no contemplar las características de familias profesionales en las que se ofrece esta modalidad o el perfil de sus alumnos.

La efectividad de un programa como la FP dual en un contexto como el español no puede ser asumida de forma directa y acrítica.  Las singularidades del tejido productivo del país, caracterizado por una elevada presencia de pymes, un mercado laboral con elevados puestos de trabajo de baja cualificación, o los escasos recursos públicos extras destinados a la FP dual generan serias dudas sobre su efectividad para conseguir los objetivos planteados.

Una FP dual adaptada a las especificidades del contexto español puede mejorar la relevancia de la formación y la inserción laboral de los jóvenes, reduciendo el abandono educativo o el elevado desempleo joven. Sin embargo, poco se podrá hacer desde el sistema educativo ante una política laboral que no favorece la formación en la empresa, facilita el despido y dificulta la estabilidad en el empleo. Son necesarias medidas adicionales, más allá de la mejora del proceso formativo, para asegurar la inserción laboral de los jóvenes.