Vacaciones
Verano, 2018
Con cuatro meses piso por primera vez el pueblo de mis abuelos, lo que siempre llamaremos el pueblo, y sigo veraneando cada año en el mismo lugar
Verano, 1988. Con cuatro meses piso -es un decir- por primera vez el pueblo de mis abuelos, lo que siempre llamaremos el pueblo, y sigo veraneando cada año en el mismo lugar, con la misma gente, ahora con mis padres y mis abuelos, ahora con mis abuelos, y siempre con la abuela -mi bisabuela-, cuya máquina de coser Alfa espera en el salón para que siga haciendo prácticas con el pedal sin motor; con la abuela, decía, con quien iba a buscar los huevos durante tres, cuatro, cinco años, al corral, y yo tras ella, para que los gallos -fieros- no me picoteen, y ella, poco más alta que yo, encorvada y valiente, los asuste para hacernos paso.
Verano, 1997. Hemos dejado de veranear en el pueblo, porque la abuela, mi bisabuela, ha muerto, y durante algunos años no queremos molestar -ese verbo manoseado en las familias, que no aceptan la cortesía de hermanas y parientes- y, por eso, no venimos al mismo lugar, con la misma gente, a hacer cada año las mismas cosas: aprender a vivir sin ducha, sin lavadora, con gallinas, con un patio que hay que regar cada atardecer para que el calor no asfixie.
Verano, 2000. Mis abuelos se han comprado un piso en el pueblo y volvemos a veranear. Verano, 2013, 2014, 2015. Cojo un tren, vengo sola, el pueblo, el piso de mis abuelos, una mesita en mi habitación para escribir un poco todas las mañanas, después de desayunar. Con abuelos, sin abuelos, conozco el resto de Extremadura porque ya no me limito a ir tras la abuela, el mismo lugar con distinta gente. Escribo disciplinadamente, leo y escribo, después de desayunar. Me baño en el río, busco la sombra de cada calle, aprendo itinerarios, recorro ciudades extremeñas que no había visto nunca. Fotografío, paseo, descanso.
Verano, 2016. Compran la casa de la abuela, ya no pertenece a la familia. Ya no volveré a verla. Ya no seguiré heredando cuadros ni tapetes ni costureros ni cajitas. Verano, 2016, 2017. Unos enferman, otros envejecen. Y yo sigo tomando fotos, por si es el último año de alguno de ellos, de los del pueblo.
Verano, 2018. El primero que faltas, yayo, eres tú. Quién lo iba a decir.
- Buenas noticias: si naciste este año, cobrarás el 100% de la pensión de jubilación
- Niño Becerra lanza un aviso a los que van a pedir una hipoteca: "A partir del mes de junio...
- Los comercios del extinto Llobregat Centre de Cornellà perdonan 1,3 M de deuda a cambio de "malvender" sus locales
- Hacienda está enviando este SMS a quienes hacen la declaración de la renta: qué significa
- Catalunya se encomienda a las próximas lluvias y al deshielo para dejar atrás la emergencia por sequía
- El nuevo bachillerato que arrasa en Catalunya: así es el ‘Batxibac’
- El Govern convoca de urgencia a Renfe para abordar el "desastre diario en Rodalies" tras el fallo en la renovación de los títulos gratuitos
- Estas son las enfermedades que la yuca ayuda a combatir