Contrapunto
Por el vino se sabe cómo cambia el clima
Desde Barcelona se coordina un programa de la UE sobre los riesgos del cambio climático en las viñas
Salvador Sabrià
Periodista
Salvador Sabrià
El primo de Mariano Rajoy, aquel científico que citó en una ocasión el presidente del Gobierno español para restar importancia al problema del cambio climático, o no dijo exactamente lo que interpretó el dirigente popular, o sus intuiciones están quedando cada vez más superadas por la realidad. Algunos de los que viven más directamente los efectos del calentamiento del planeta son los productores de vino. Varios de sus dirigentes llevan ya unos años tomando medidas y adaptándose a este cambio efectivo porque les está modificando los sabores de sus vinos, reduciendo la producción si suben las temperaturas o aumentando al grado de alcohol de los nuevos caldos. ¿Se han fijado en la graduación de los vinos en los últimos años? Cada vez es más alta, ya sean vinos jóvenes, blancos o tintos. Los científicos constatan que las temperaturas más cálidas provocan que las uvas tengan un mayor contenido de azúcar y eso se traduce en la formación de más alcohol durante el proceso de fermentación.
La Unión Europea es líder mundial en producción de vino. Según datos de la Comisión Europea, la UE concentra el 45% de las viñas, representa el 57% del consumo y genera el 70% de las exportaciones. El año pasado, a causa de la sequía y el aumento de las temperaturas, la producción total de la Europa de los 28 se redujo un 14% respecto a la temporada anterior, aunque en algunas zonas casi se duplicó la caída. España había producido 36,8 millones de hectolitros hasta septiembre del 2017, casi 5,5 millones menos que un año antes.
Ante esta situación, y diga lo que diga el primo de Rajoy, la Unión Europea está financiando proyectos, como el llamado VISCA (Vineyards Integrated Smart Clima Application), coordinado desde Barcelona, para buscar soluciones para adaptar la viña al cambio climático. En este proyecto participan cuatro socios catalanes: Meteosim (especializada en servcios meteorológicos y medioambientales); la vitivinícola Codorniu; el Institut de Recerca i Tecnologies Agroalimentàries (IRTA); y el centro de computación Barcelona Supercomputing Center. Se trata de cruzar toda la información y previsiones disponibles para que los productores puedan tomar decisiones para adaptar la actividad vitivinícola, el tipo de viñas, su orientación y densidad o las variedades de uva para que se puedan continuar obteniendo resultados óptimos.
La iniciativa europea se anunció la semana pasada. No es el único proyecto en esta línea, pero demuestra la preocupación real por el cambio climático. Hay más acciones privadas con apoyo público que investigan sobre los procesos de vinificación u otras que promueven levaduras autónomas para la elaboración de espumosos. Miles de puestos de trabajo dependen de la actividad vitivinícola, por ello vale la pena destacar los esfuerzos para enfrentarse al cambio climático, por mucho que lo nieguen algunos. Por el vino también se sabe cómo cambia el clima.
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