Análisis
¿En qué momento se jodió Italia?
El tormentoso proceso 'Mani pulite' hundió a los grandes partidos y dio paso al populismo berlusconiano
Cristina Manzano
Directora de Esglobal
CRISTINA MANZANO
Hace algunos meses, después de pasados los sustos electorales en Europa -Países Bajos, Francia, Alemania- todas las preocupaciones se giraron a Italia. Con las elecciones en el horizonte, el país atravesaba una grave crisis bancaria y política -tres presidentes del consejo de ministros en cinco años- y el continuo ascenso en las encuestas del eurófobo Movimiento Cinco Estrellas, cada vez más entregado a un populismo rayano en la extrema derecha.
Hoy, gracias a la gestión de Paolo Gentiloni, el panorama está algo más tranquilo. En su año al frente del Gobierno ha logrado recomponer la economía, mantener una intensa actividad legislativa y, sobre todo, canalizar la crisis migratoria, que había alcanzado su pico más alto a lo largo del 2016. Y sin embargo, el escenario electoral para los comicios del 4 de marzo es tan complejo que se baraja ya todo tipo de hipótesis.
Preferencia divididas
De momento, las preferencias están divididas entre el M5E (que con un 30% sigue liderando las encuestas); la coalición de centroizquierda, encabezada por el Partido Democrático (PD) de Renzi, al que le ha salido una escisión por la izquierda, el partido Libres e Iguales (LeU); y la coalición de centroderecha, de la que forman parte la Liga (antes Liga Norte, ahora ha perdido el apellido para promover su política de "Italia para los italianos"), Hermanos de Italia (con ese nombre ya se intuye por dónde va) y la Forza Italia de Berlusconi. Sí, Berlusconi ataca de nuevo.
La lógica impide entender cómo hasta un 17% de los italianos apoyan al antiguo primer ministro, todavía magnate, a sus más de 80 años, con varias operaciones de corazón y un pasado judicial más que interesante. Pero eso es la política hoy, irracional. Y si no, que se lo digan al mejor pupilo del 'cavaliere', el mismísimo Donald Trump.
¿En qué momento se jodió Italia? Las malas lenguas afirman que fue a raíz del tormentoso proceso de Mani pulite, que destapó una intrincadísima red de conexiones entre políticos y empresarios -mafia incluida-. Resulta paradójico que, pese al aparente triunfo de la justicia, una de sus consecuencias fuera el desmoronamiento de los partidos tradicionales y el ascenso del populismo berlusconiano, cuyos efectos siguen estando bien presentes. En Brasil, con su megaproceso de 'Lava Jato', se miran muy atentamente en el espejo italiano.
Las apuestas
Las apuestas sobre quién gobernará a partir de marzo están totalmente abiertas. Nadie declara estar dispuesto a aliarse al M5E, por lo que, aunque ganaran en las urnas, no podrían formar gobierno. Los resultados entre centroderecha y centroizquierda estarían tan ajustados que no se puede descartar una nueva coalición entre ellos, y ahí el debate estará en el candidato. Y tampoco se pueden descartar nuevas elecciones, en el caso de no llegar a un acuerdo.
Italia, de nuevo, parece instalada en el caos, pero el fin de las mayorías absolutas es la nueva normalidad en el continente. En cualquier caso, sigue siendo un peso pesado de Europa y un socio fundamental para España, como principales países del Sur europeo. Así que lo que pase allí nos interesa a todos. Y mucho.
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