DEBATE SOBERANISTA
Una sola mirada
El diálogo es la única alternativa válida para evitar escenarios que no deseamos. Simplemente se trata de sentarse y asegurar el futuro y la convivencia
Emma Riverola y Josep Maria Fonalleras
Escritoras
EMMA RIVEROLA / JOSEP MARIA FONALLERAS
Este periódico, desde hace años, mantiene una sección que se llama 'Dos miradas' y que responde a la idea que la alumbró. Dos personas –una mujer y un hombre– que observan el mundo desde ópticas diferentes. A veces, muy a menudo, coincidentes; a veces, distantes, con una aproximación a la realidad (escribir no es sino aproximarse) en la que podemos diferir. Nos dejamos fotografiar con actitudes risueñas y distendidas porque en esta sección se habla de todo: de lo frívolo y lo ligero, de lo profundo, de la epidermis y del interior de las cosas, de la cultura y la sociedad. Con la ambición, en poco más de 1.400 espacios, de ofrecer una visión particular del mundo que nos rodea.
Hoy, sin embargo, desde nuestra humilde responsabilidad de personas que opinan sobre este mundo convulso, nos vemos empujados, a pesar del retrato que nos identifica, a adoptar una postura más grave.
Y compartida.
De manera excepcional, firmamos el artículo a medias y nos juntamos en este rincón de EL PERIÓDICO, página par, piso de arriba. Desde este balcón modesto tenemos la obligación de hablar con una sola voz.
No queremos entrar en el detalle de las acciones que nos han llevado hasta este momento crítico para nuestro país. Hemos defendido, en todo momento, sin atizar jamás el odio ni caer en la domesticación, lo que cada uno de nosotros ha creído conveniente, sin que nunca haya habido ni una sola coma censurada, desde la más absoluta libertad.
Más necesario y urgente que nunca
Partimos de posiciones diferentes y somos más proclives –la una– a un discurso federalista que aboga por un encaje democrático de Catalunya dentro de España, o –el otro– a una solución que pasa por un proceso de independencia de Catalunya.
Partimos de posiciones diferentes y somos más proclives -la una- a un discurso federalista o -el otro- a una
solución que pasa por la independencia
Llegados a este punto, sin embargo, ambos –después de la violencia y la represión inauditas del 1 de octubre (que nunca más se deben repetir), tras las cívicas manifestaciones multitudinarias del martes y del desarrollo de los hechos desde entonces, con una creciente sensación de indefensión y de inquietud, personal y colectiva– pensamos que el diálogo es más necesario y urgente que nunca. El diálogo entendido como una firme, decidida, sincera voluntad de llegar a un acuerdo que permita el retorno a una vida cotidiana que no debe estar exenta del debate político. Al contrario, es cuando se debe producir con más intensidad que nunca. Sin actitudes maximalistas ni barreras infranqueables, sin vísceras, con un juicio que no reniega de las legitimidades pero que aboga por soluciones pacíficas y democráticas.
Diálogo es a la vez la palabra mágica y la palabra que parece maldita por quien debería utilizarla con urgencia. La única alternativa válida para evitar escenarios que no deseamos. Y por eso la asumimos ambos, sin dilaciones, sin que con el diálogo se perturbe ninguna reivindicación ni ninguna opción política. Simplemente se trata de sentarse y asegurar el futuro y la convivencia. Desde este rincón de EL PERIÓDICO, con algo más de 2.800 caracteres, lo deseamos y así lo escribimos. Juntos.
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