El abrazo del oso
Rosa Massagué
Periodista
Rosa Massagué
Después de 12 años de gobiernos presididos por la conservadora Angela Merkel hubo un momento en que parecía que podría haber un cambio en Berlín. El socialdemócrata Martin Schulz que había sido un buen presidente del Parlamento Europeo, abandonaba la Eurocámara para volver a la política alemana con la intención de convertirse en el candidato del SPD a la cancillería en las elecciones del próximo día 24. Esto ocurría en enero de este año. Unos primeros sondeos daban una neta subida socialdemócrata que parecía amenazar a la CDU y animar el previsible panorama político alemán.
En aquel remolino de principios de año aparecía otro factor que agitaba las aguas. Era Alternativa para Alemania (AfD), el grupo que había sido creado por sólidos economistas de derechas contrarios al euro y que ha acabado en una fuerza de extrema derecha dirigida por unos personajes groseros y pendencieros en el mejor de los casos y racistas en el peor.
Tras el referéndum del ‘brexit’ en el Reino Unido parecía llegada la hora de la victoria del populismo en Holanda y Francia y, a rebufo de aquel crecimiento, AfD daría un salto importante. Pero aquellas victorias soñadas por algunos se convirtieron en sangrantes derrotas porque los electores vieron el precipicio. Y este reflujo del populismo en Europa occidental -Polonia, Hungría y otros países del este, al margen- le ha pasado factura a los populistas alemanes.
Panorama predecible
Así, en poco tiempo, todo se ha vuelto predecible y no se pone en duda una cuarta victoria de Merkel. El SPD que gobierna en coalición con la CDU es víctima del ‘abrazo del oso’. El oso-Merkel se ha comido todas las grandes líneas de actuación política de la socialdemocracia, fuerza que, por otra parte, ya había impulsado en tiempos del canciller Gerhard Schroeder la reforma del mercado de trabajo. Años atrás la cancillera ya asumió los postulados de la izquierda contra la energía nuclear. La agenda del SPD en cuestiones como los refugiados o la UE no es muy distinta de la cristianodemócrata. A Schulz le resulta muy difícil presentarse como una alternativa, como la oposición a un partido de derechas que sabe navegar en aguas centristas.
Pero en su campaña el candidato socialdemócrata tiene otro muro difícilmente superable. La mayoría de alemanes se encuentra a gusto con la situación económica del país. Los niveles de desempleo son bajos, la industria sigue exportando sus productos a todo el mundo y, en todo caso, el excedente comercial alemán denunciado por muchos países e instituciones es visto como un problema de los demás, no de Alemania.
La estabilidad que han traído estos 12 años de dominio de Merkel son un bien al que los alemanes no están dispuestos a renunciar. Como apunta Josef Janning, al frente del observatorio berlinés del European Council on Foreign Relations, el deseo de mantener el status quo es lo que hace que los alemanes sigan agarrados a la cancillera aunque en el horizonte asome el impacto de la próxima revolución industrial, la transformación en una sociedad multiétnica o el retorno de la política de grandes potencias.
- Manolo García: “De estas elecciones me ha gustado que, de cada dos catalanes, uno no ha ido a votar”
- Esto es lo que más mira Hacienda este año de tu declaración de la renta
- En estas localidades de Catalunya también es festivo este lunes, día de la Segunda Pascua
- El agujero de la orientación escolar: 'Me costó mucho encontrar apoyo para hacer FP; como mis notas no eran malas creían que era una pérdida de talento
- Estos mutualistas se quedan sin recuperar su dinero de la renta
- La palabra catalana de tres letras para despedirse que debería usarse en toda España
- Xavi decepciona a Laporta, que planea su despido inmediato
- Tres históricos dejan el nuevo Balcón Gastronómico del Port Olímpic de Barcelona y llega el primer relevo