El incendio Baiget
Puigdemont intenta cerrar con un golpe de autoridad una grave crisis con el PDECat
Felipe González dijo una vez que no se puede estar medio embarazada. Cuando un Gobierno democrático traza un plan para romper la legalidad inicia un camino que le conduce a saltarse muchas normas democráticas. El fin -en este caso la independencia- exige un cambio revolucionario en las instituciones del Estado.
Y cuando se acometen estos procesos pasan cosas normales. Entre ellas, que no todos tiene vocación revolucionaria. Este lunes, a un día de anunciar la ley que -saltándose la legalidad española y la catalana- debería permitir el referéndum de autodeterminación, estalló un grave incendio en el Gobierno catalán. Acabamos de ver la explosión, pero todavía no sabemos todas sus consecuencias.
El 'conseller' Jordi Baiget hizo unas sonadas declaraciones por la mañana a 'El Punt Avui' y el cese no llegó hasta las nueve de la noche. ¿Qué paso mientras tanto? Pues una triple crisis. Entre la CUP -Puigdemont no sería presidente sin su apoyo- y el Govern. Entre ERC y el PDECat. Y, finalmente, entre el 'president' Puigdemont y su propio partido. A primera hora de la tarde, la coordinadora Marta Pascal había dicho algo contradictorio que solo podía buscar blindar a Baiget: "Llegaremos al referéndum y con Baiget en el Gobierno". No ha sido así.
Baiget, un 'conseller' que estuvo muy próximo a Artur MasArtur Mas y que es un convergente disciplinado y discreto, se destapó con dos discrepancias de fondo. Dijo, primero, que el referéndum no podría celebrarse porque el Estado tenía mucha fuerza (patada al 'president', que dijo el sábado: "En Madrid damos miedo y más que daremos"), y porque la ley que este martes explicará Puigdemont será suspendida por el Tribunal Constitucional. Añadió que estaba dispuesto a ir a la cárcel, pero no a sacrificar su patrimonio (por condena judicial), porque eso afectaba a su familia.
UN COMITÉ FANTASMA
El segundo pecado de Baiget fue explicar que la estrategia sobre el referéndum no se toma en el seno del Govern ya que él, y otros 'consellers', no eran consultados. Insinuaba lo que se sabe que preocupa a muchos altos cargos: la existencia de un comité fantasma -por lo tanto, libre de posibles sanciones- y no electo por el Parlament, que decide lo que luego los 'consellers' deben avalar.
Eran dos claros torpedos contra la línea de flotación de Puigdemont, al que algunos ven más próximo a ERC que al pragmatismo histórico de CDC. ¿Por qué habló Baiget con tanta claridad y a un diario como 'El Punt Avui'? Imposible que fuera a título personal. No es parlanchín y podía haberse retirado de forma discreta. Lo más seguro es que expresara la grave inquietud de un grupo, nada pequeño, de 'consellers' del PDECat.
El incendio es serio. Puigdemont lo intenta cortar con un triple golpe de autoridad: cese de Baiget, ninguneo de Marta Pascal y sustitución por Santi Vila, que piensa lo mismo que Baiget. ¡'Consellers' díscolos, disciplina o calle! Veremos si Puigdemont tiene de verdad la autoridad que quiso mostrar. De momento, el camino hacia el referéndum ha sufrido otro traspiés 24 horas antes de su solemne bautizo.
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